Medicina Energética y Otras Yerbas

Revista sobre salud, cuerpo, energía, sociedad y hasta orgonomía…

DE LAS ÓRDENES AL SILENCIO

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OTRAS YERBAS

Por Laura Quevedo

Durante los casi 5 años de cursado en la Universidad me formaron para ser una buena “Licenciada en Obstetricia”. Sabía exactamente cuántas gotitas de oxitocina sintética en solución de dextrosa al 5% tenían que pasar para que una mujer pariera lo más rápido posible. Era muy hábil usando la “RAM”[1] con una mano y auscultando los latidos fetales con la otra. Aprendí a hacer “fonditos”[2] cuando el médico que estaba asistiendo el parto me lo pedía. Como toda estudiante inexperta y temerosa, yo obedecía y aprendía de mis superiores. Por supuesto, ahora recuerdo eso y no puedo evitar sentirme pésimo.

Nunca voy a olvidar la primera vez que vi hacer una episiotomía. Imposible no acordarme del sonido que hizo la tijera al cortar la piel de ésa mujer. Sentí escalofríos. Desde ése momento me resistía a “aprender” a cortar a las mujeres. No podía. No lograba entender porqué era necesario lastimar de ésa forma la vagina para que naciera su hijo. De a poco comencé a animarme a evitarlas, lo cual me costó varios retos y descalificaciones. Pero no me importaba. Sentía que estaba evitando un daño innecesario y eso me hacía bien.

Cuando me recibí fue muy difícil enfrentar el mundo laboral. Comencé a trabajar en clínicas privadas soportando maltratos de todo tipo. Llegaba a mi casa llorando, dudando de mi verdadera vocación. Sentía que eso no era lo que quería ser y hacer el resto de mi vida. Por momentos, me veía siendo cómplice de situaciones violentas. Cada semana sufría de migrañas que me obligaban a estar acostada sin poder hacer nada durante días.

En una de esas tantas charlas de catarsis que hacíamos entre amigas bparteras, una de ellas me prestó el libro de Raquel Schallman “Parir en Libertad” y desperté, redescubrí mi deseo fuerte y certero de ser partera. Por primera vez leía los términos violencia obstétrica, intervenciones innecesarias, sistema médico hegemónico… Por primera vez me sentía identificada con una colega. No era la única que sentía esa disociación entre lo que quería hacer y lo que “debía” hacer. Quería ésa revolución. Quería acompañar con ésa pasión a las parejas y lograr el cambio.

Luego de un tiempo, llegaron los libros de Ina May Gaskin, Michel Odent, Laura Gutman, Casilda Rodrigañez Bustos. Y abrí los ojos a una nueva partería. Apasionante, sorprendente, y LIBRE.

Es maravilloso comprender qué necesita realmente una mujer pariendo. Para mí ése fue el mayor descubrimiento. Ya llevaba 3 años de partera y nunca había visto una mujer pariendo sin oxitocina artificial, en libertad de movimientos, pujando espontáneamente.  Ahora que lo pienso, me vuelvo a sorprender.

¿Será como dice Michel Odent: “ el número de mujeres que da a luz a consecuencia de su propio cóctel hormonal está llegando a CERO”? Es realmente preocupante, sobre todo si tenemos en cuenta que la oxitocina es la llamada “hormona del AMOR”, y que tiene funciones tanto en la madre como en el recién nacido que van a perdurar toda la vida.

Me gustaría compartir ésta información que para mí significó una VERDADERA REVOLUCIÓN en cuanto a mi desempeño como partera. Es importante conocer las necesidades reales de una mujer que está de parto. La oxitocina es considerada una hormona “tímida”, ya que para su liberación pulsátil y eutócica es necesario un entorno favorable. Condiciones que no necesariamente son complejas, pero sí están muy lejos de la situación de las salas de partos en instituciones de salud tanto públicas como privadas de la actualidad.

Como premisa básica debemos considerar que durante el trabajo de parto y parto la madre debe encontrarse en un ambiente cálido. Ni la madre ni el bebé deben sentir frío en ningún momento. Algo tan simple como ésto, puede cambiar el rumbo de un trabajo de parto. Otra condición importante es NO DISTRAER A LA MADRE. Para que la oxitocina llegue a su pico máximo es necesario que la parturienta esté totalmente desconectada del mundo. Su parte racional dormida y su parte instintiva y mamífera en ALERTA. Para lograrlo es necesario que la mujer se sienta confiada de su proceso y de quienes la acompañan (partera, médico, doula, pareja, etc). Si algo le genera miedo o inseguridad, se secretará ADRENALINA, que actúa como un antagonista de la oxitocina deteniendo su excreción, provocando entonces trabajos de parto estancados o “distócicos”. Nada debe distraerla: ruidos, luces fuertes, preguntas que la hagan razonar, miedos, trato hostil. Todo eso hace que el proceso sea más lento, difícil y por momentos más doloroso. El sentirse observada provoca una reacción de “despertar en su parte racional” y por lo tanto, frena la secreción de la oxitocina.

Es paradójico que nunca me hablaran de esto en la universidad. Es más, la mayoría de lxs obstetras/parteras lo ignoran. Nuca escuché a una partera ni a un médico hablando bajito, ni los vi apagando las luces, y muy pocas veces escuché palabras cariñosas. Me enseñaron a “dirigir” el trabajo de parto, a decirle a la parturienta cuándo pujar y cuándo no pujar. Quien más alto y fuerte le “ordenaba” a pujar, era mejor partero/a. Quien se paraba con mayor autoridad frente a ésa vulnerable madre con sus genitales expuestos y con gran dolor, era el/la que mejor “hacía” los partos. Es increíble. Me enseñaron totalmente lo contrario a lo que debe hacerse.

Cuando vi por primera vez una mujer pariendo sin intervenciones, en su casa, rodeada de amor y contagiando oxitocina, quedé sorprendida frente a la perfección y la maravilla de nuestro cuerpo.

Conocí el “reflejo de eyección fetal” que siempre vi interrumpido en  partos anteriores. El tocar el periné, apurar el descenso del feto, indicar a la mujer cuándo pujar, obligarla a acostarse (litotomía) provoca la inhibición de ése reflejo perfecto, y se predispone al binomio madre-hijo a mayor cantidad de riesgos e intervenciones (Sufrimiento Fetal Agudo, Maniobra Kristeller, infusión de oxitocina “a chorros”, dificultad respiratoria materna, cansancio extremo, atonía uterina, etc.)

Un auténtico reflejo de eyección fetal puede provocar un estado orgásmico, placentero para la mujer y el bebé naciendo. Es una sensación inexplicable, avasallante, imparable. Y no se necesita que alguien te ordene cuándo hacerlo. ¿O acaso necesitamos a alguien que nos diga cuándo hacer fuerza cuando vamos al baño? Simplemente llega la necesidad de pujar y miles y miles de células impulsan a ése cuerpo fuera de otro cuerpo. Es indescriptible.

Considero como recursos esenciales para quienes acompañan un trabajo de parto: la PACIENCIA y el RESPETO. Recordemos que fue un impaciente quien inventó el fórceps, otro la episiotomía y otro la infusión de oxitócica sintética. Pero primero, para ser pacientes debemos confiar. Las mujeres en nuestro cuerpo, y en el cuerpo del bebé por nacer. Y las parteras y médicos en la fisiología y poder de esa mujer. La maravillosa naturaleza se encargará de dar señales cuando sea el momento de empezar con el trabajo de parto, cuando sea el momento de pujar y parir.

Estoy eternamente agradecida a los padres que me eligieron para acompañarlos en sus partos en domicilio. Gracias a ellos pude comprender el verdadero arte de la partería. Ser guardiana, crear las condiciones necesarias para que se desarrolle el trabajo de parto y se dé un auténtico reflejo de eyección fetal, un contacto precoz del binomio madre-hijo, una lactancia exitosa, etc.

La lección principal que nos brinda un parto fisiológico y libre es que: UN PROCESO  NO NECESITA INDICACIONES NI ÓRDENES. Sí mucha humildad, confianza, paciencia y entrega.

Ésa es la base del nuevo paradigma de atención. Es lo esencial en el arte de partear. Pasar de las ÓRDENES al SILENCIO. Ése el gran secreto. Tan simple y básico como dejar SER.

Sé que recién comienza mi camino por la partería y que aún necesito aprender más de mujeres y bebés. Cada parto es ÚNICO como cada ser que llega a éste mundo. Por eso agradezco a la vida y sobre todo a las mujeres de mi vida, por haber sembrado en mí la necesidad y responsabilidad de ser guardiana y cuidadora de un momento tan maravilloso como es el nacimiento.

 

[1] Es una de las ramas de las pinzas Kocher  utilizada para romper bolsas de las aguas. Las siglas RAM hacen referencia a “Rotura Artificial de Membranas”

[2] Se le llama hacer “Fondo” a la Maniobra de Kristeller.

 

Laura Quevedo

Licenciada en Obstetricia, Partera

Integrante de Alumbra/Mendoza – Una agrupación a favor del parto respetado y contra la violencia obstétrica.

Autor: medicinaenergeticayotrasyerbas

Revista sobre Salud, medicina energética, psicoterapias, critica social, prevención y profilaxis desde una perspectiva de la orgonomia desarrolla por Wilhelm Reich.

2 pensamientos en “DE LAS ÓRDENES AL SILENCIO

  1. Cómo obstetra de una institución pública. Te cuento Laura que me tomo el tiempo de acompañar y hablar casi en secreto al oído de las madres, tratando de que se centren en sus sensaciones. Y esto lo hago en una sala de partos convencional de un hospital estatal. Se puede hacer y no es sólo posible en el parto domiciliario. Al parto y todo lo que este evento fisiológico conlleva se lo puede respetar en cualquier lado.
    Yo también aprendí todo lo mismo que vos, también aprendí a llorar y a abrazar a madres que no conocía que llegaron con sus hijos muertos . Aprendí a ser humana y también aprendí que una madre necesita un hijo vivo y un hijo una madre viva y que la familia espera siempre el mejor resultado. No todas las prácticas en un hospital son malas. No yrasnformemoscal sista publico de salud en malvados omnipotentes. Todos queremos lo mismo «madres sanas y felices, y bebés integros y sanos»

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