Medicina Energética y Otras Yerbas

Revista sobre salud, cuerpo, energía, sociedad y hasta orgonomía…


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Histórico: el G-20 incluyó el tema fondos buitre en su documento final

Periodismo Sur-Realista

“La realidad vista desde acá, un poco al costado, a partir de las noticias de los diarios. (Por un corresponsal en la frontera)”
El ministro de Economía, Axel Kicillof, y el canciller Héctor Timerman calificaron como «un hecho histórico» a la decisión del Grupo de los 20 (G-20) de incluir en el documento final de la cumbre de Brisbane la cuestión de los fondos buitre y la necesidad de fortalecer los procesos de reestructuración de deudas soberanas.
En un contacto mantenido con la prensa en el Centro de Convenciones de esta ciudad australiana, al finalizar las deliberaciones de la Cumbre, Kicillof manifestó que en la delegación argentina se encuentran «extremadamente conformes porque la cuestión quedó reflejada en el documento final», y en un anexo en el que se reconoció la «litigiosidad» que representa el planteo de los fondos buitre y «la necesidad de otorgarle «previsibilidad»a los procesos de deuda soberana.
«Por primera vez en la historia del G-20 la cuestión de la reestructuración de deudas soberanas fue planteada en el comunicado final», dijo el titular del Palacio de Hacienda.
«En el cuerpo del comunicado se habla de deuda soberana y después en un anexo, donde se abunda en la cuestión, queda en claro que el tema de la litigiosidad, que es un eufemismo para referirse a los fondos buitre porque son ellos los que entran en litigio para el cobro de deuda soberana».
Timerman, por su parte, dijo que el documento final significó «un resultado impresionante» para la lucha que viene llevando adelante el país en el tema de los fondos buitre y la necesidad de dar previsibilidad a los procesos de reestructuración de deuda.
Kicillof subrayó que «el caso de la Argentina ha cambiado ya la historia de las emisiones de deuda soberana», debido a que en las nuevas colocaciones «se están buscando cláusulas antibuitres».
(http://www.infonews.com/2014/11/16/economia-172489-historico-el-g-20-incluyo-el-tema-fonfos-buitre-en-su-documento-final-g-20.php)
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Generalizada indignación en la población mundial de los buitres.

Ya están organizando una asamblea mundial cuyos objetivos son, en palabras de uno de sus delegados: “Exigir una retractación y pedido de disculpas a la humanidad por la artera calificación hacia nuestra especie”.

Ahora están con la vena hinchada y no soportan el descrédito generalizado, según ellos, “basado en resentimiento, mentiras y mala prensa”.

Para colmo, dicen con los ojos inyectados, han elegido Australia para denostarnos cobardemente porque saben que andamos por todo el planeta menos en la Antártida y Oceanía.

“Desde hace muchos siglos nos estamos aguantando calladamente, pero esto ya es el colmo: compararnos con una manga de usureros hijos de puta de las finanzas es algo que no vamos a soportar”.

Además, siguen, es buena oportunidad para nuestra reivindicación: no somos asesinos, apenas nos dedicamos a comer lo que acaba de morir cualquiera sea la causa. La verdad es que hacemos el trabajo sucio para limpiar de mierda inútil el planeta, pero a nadie se le ocurre agradecer nuestros servicios.

Y siguen, imparables en su furia: “Y sería bueno que revisen qué quieren decir con eso de la carroña. ¿O creen que lo que venden en los Mc Donald es mejor?

No todos tienen la misma postura: la discusión entre ellos está cada vez más subida de tono, incluso está militando activamente el MBT (Movimiento Buitre Total) con una postura fuertemente radicalizada. Ellos proponen dejar de comer carroña y empezar a cazar, empezando por los usureros de las finanzas internacionales.

“A ver si así se dan cuenta del importante servicio que prestamos a la causa de la vida. Lo mejor será empezar por el hígado de Wall Street, pero si no recibimos el desagravio que exigimos, es bueno que el resto se prepare, porque tenemos paciencia, volamos alto, vemos bien y tenemos garras de temer”, expresan mientras se afilan las garras con una roca de tantas.

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El Corresponsal en la Frontera


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La medicina catastrófica II

Medicina Energética

Los médicos como promotores de pánico y detectives del terror

(Continuación del número anterior)

Para ir a la 1ª parte

 

 

CATÁSTROFE Siglo XVII. Tomado del griego katastrophe “ruina, trastorno”, “desenlace dramático”, derivado de katastrépho “subvierto, destruyo” (y este de strépho “doy vuelta”. (Corominas)CATÁSTROFE “desastre, calamidad”: griego katastrophe “desastre, trastorno”; “desenlace de una tragedia”, de katastréphein “destruir, trastornar, revolver, dar una vuelta entera”, de kata- “hacia abajo” + stréphein “dar vuelta”. (Gómez de Silva)

 

 El lenguaje es Poder

Javier estaba un poco alterado, digamos que bastante nervioso y preocupado por variedad de razones. A sus casi 30 años debía enfrentar una situación difícil en distintos frentes: laboral, de pareja, familiar y universitario. Pero no entró en pánico hasta que un psiquiatra que consultó le dijo que lo de él era muy simple: ¡tenía un Ataque de Pánico! Y le recetó un tranquilizante que produjo un efecto paradojal: Javier se alteró más todavía, especialmente cuando escuchó la palabra “pánico”, un término especialmente diseñado para producir terror. El tranquilizante solo tranquilizó…al psiquiatra (y mejoró las ventas del laboratorio que lo produce).

Rodolfo, que tiene 45 años, vivió un episodio de mucha presión emocional que, obviamente, le produjo una franca elevación de la presión arterial (la presión produce presión). Entonces el médico que lo atendió le recetó hipotensores y tranquilizantes, pero especialmente arriesgó que: “Usted es hipertenso aunque hasta ahora no se lo hayan dicho, y tendrá que cuidarse toda la vida”  (Tendrá que tomar hipotensores durante lo que le quede de existencia). También le habló de la sal y de ver a un cardiólogo, dos asuntos que parecen estar extrañamente vinculados.

Veamos el pequeño detalle de usar un verbo en lugar de otro y las consecuencias que acarrea. Por ejemplo: uno puede ser hipertenso o tener hipertensión. Ustedes dirán, están en su derecho: “La presión está alta lo mismo, cualquiera sea el verbo, es una tontería reparar en ese detalle lingüístico tan insignificante”. No es tan insignificante el detalle: uno puede tener hipertensión como puede tener insomnio, caspa o un resfrío. Estas últimas posibilidades no son rígidas, pueden variar, pueden retornar al estado de origen. Es más, casi podría asegurarse que uno no nace hipertenso, insomne, casposo o resfriado. Pero cuando se dice que uno es hipertenso ya se está incursionando en la ontología, no en la medicina. A pesar de que los médicos estamos adiestrados para ser perfectos ignorantes en cuestiones filosóficas, es fácil suponer que la cosa es constitutiva de la persona cuando se dice que uno es tal cosa, por ejemplo: hipertenso, diabético o lo que sea. En este último caso estamos hablando de cuestiones que no cambian, que no están inmersas en el dinamismo que caracteriza a los fenómenos vivos: uno es así, casi por definición. Podría decirse, por ejemplo: Rodolfo Hipertenso Rodríguez. Es más: si ése es el caso, debería constar en el documento de identidad, porque es esencial a la persona, uno no puede imaginarla sin esa condición.

El mensaje es claro: “Usted es así, y su condición es inalterable, definitiva”. De manera que tu vida está signada: tenés que tomar hipotensores, comer sin sal y ver al cardiólogo regularmente, todo el paquete de por vida.

La hipertensión es buen ejemplo porque, para cualquier persona activa en una sociedad vertiginosa y razonablemente loca, es difícil zafar de tal circunstancia y sus posibles complicaciones, que no son nada simpáticas: infartos y accidentes cardiovasculares. Debido a su difusión, es bueno profundizar un poco en el tema:

  1. Muchísimas veces el diagnóstico se hace por guardia o por visita de control médico. En el primer caso, casi siempre se debe a un estado de alteración emocional lo cual, casi siempre también, eleva la presión. Pues bien: cualquier practicante de guardia se cree facultado para hacer un diagnóstico definitivo en base a una sola toma y en las peores condiciones posible. Así las cosas receta un tranquilizante y un hipotensor, que muy probablemente haya que tomar de por vida, aunque solo una vez se haya demostrado que la presión estaba alta. En el caso de la visita a un consultorio, está demostrado que cuando la presión la toma un médico en su consultorio, aumenta enormemente la posibilidad de que se eleve.
  2. En el caso de las guardias también suele hacerse una determinación de enzimas y un electrocardiograma para investigar la posibilidad de infarto. Todo está bien y es comprensible porque la medicina de urgencia tiene reglas muy claras, no comparables con la atención en consultorio, ya sea institucional o particular. Más no se puede hacer cuando se trata de una emergencia: allí el objetivo es resolver rápido la situación y evitar males mayores. El problema es cuando, luego de este episodio, el comando pasa al médico clínico o directamente al cardiólogo.
  3. La inmensa mayoría de las hipertensiones (97%) se denomina esencial. O sea: se desconoce su origen y no puede atribuirse a una enfermedad sistémica como hipertiroidismo, un tumor en la suprarrenal, insuficiencia renal o problemas cardíacos.  Es curioso que se llame “esencial” a una causa no conocida por la medicina interna. También podría bautizarse como Hipertensión Esencialmente Ignorante, por parte de quienes hacen el diagnóstico. Pero aquí ya se cuela claramente un dato ignominioso: llamarla “esencial” no solo es una pobre excusa para disimular la ignorancia: también insinúa que se trata de un rasgo “esencial a esa persona”, de manera que atribuirle una cualidad ontológica cuadra muy bien para poder definir a  Rodolfo Hipertenso Rodríguez como a un ser esencialmente hipertenso.
  4. Es aceptado que la mayoría de las hipertensiones, al menos en sus comienzos, están estrechamente vinculadas a la emocionalidad y al estilo de vida de las personas. Basta una elemental profundización del nombre que recibe para comprender su génesis: hipertensión significa “alta tensión” y ésta no define solo a la peculiaridad biológica del estado de las arterias, sino también a su génesis: alta tensión emocional. “Tener presión” (alta), también significa estar presionado, vivir con altos niveles de presión la vida cotidiana. Y, como todos sabemos, las presiones son diversas y numerosas: en los vínculos, en las cuestiones económicas, en las responsabilidades asumidas, etc. Claro, cuando las cosas se plantean así, el médico tratante no suele disponer de formación para ayudar de verdad a sus pacientes, de manera que tiene dos opciones: o deriva al psicólogo (vieja manganeta para sacarse el problema de encima) o defrauda al paciente propinándole consejos idiotas del tipo de “Evite el estrés” (que te cuente cómo hace él con el suyo).
  5. También aparece la consabida pregunta: ¿Hay hipertensos en la familia? Ahora la genética aparece como ayuda invalorable (para el médico): como es muy probable que haya otros hipertensos en los vínculos familiares cercanos, el diagnóstico inapelable e indiscutible ya está hecho. Entonces el paciente, abrumado por las evidencias, se declara culpable de hipertensión y acepta resignadamente la pena impuesta, que casi figura en la Biblia, si uno se toma el trabajo de estudiarla a fondo: en algún lugar debe decir: “Y tomarás hipotensores por el resto de tu vida. Y consultarás a un cardiólogo cada tres meses por los siglos de los siglos”. Es bueno saber que al nacer, uno no firma un contrato para seguir al pie de la letra las patologías familiares, pero éste es otro tema para después.
  6. La hipertensión arterial es una disfunción que, como hemos visto, se origina mayoritariamente en estilos de reactividad personal ante ciertos conflictos. De manera que todo esto puede modificarse si el paciente logra hacer variados cambios en su vida. No es una condena eterna, la presión puede bajar si se crean condiciones favorables para que tal cosa ocurra. Es eso, justamente, lo que le otorga patente de “disfunción”, estrictamente hablando. Pero, sin embargo, tanto el médico como el paciente asumen que los hipotensores indicados deberán tomarse de por vida.
  7. La patente de inmutable implica imposibilidad de cambio profundo, debido a lo cual todos los intentos por lograrlo conducen al fracaso. En este lugar se pone el médico cuando receta de por vida. Solo “adorna” la cuestión con consejos inútiles y para contentar al paciente (por razones de marketing cultural), pero sin creer realmente en la posibilidad de modificaciones profundas en sus vidas. Es importante reparar en esta cualidad porque es realmente trascendente: los médicos subestiman la capacidad de sus pacientes para lograr cambiar las reglas de juego, que es lo que realmente podría lograr la solución. Es notable como la hipertensión resulta ser un admirable muestrario del combo que se arma en la vida real de millones y millones de personas en las condiciones de vida actual.
  8. Es muy fácil convencer a alguien de que tome hipotensores de por vida: basta con agitar el fantasma de las posibles complicaciones, que son realmente escalofriantes y sugerir que la única prevención posible es la que está ofreciendo. O sea: es suficiente actualizar los miedos que todos tenemos para convertirlos en terror y lograr la mansa aceptación de las indicaciones. Prescripciones que habitualmente no van solas: son parte de un combo que incluye la determinación de colesterol en sangre y la casi segura medicación para disminuirlo. Parte del problema es que estás medicaciones no son inocuas, como tampoco los hipotensores: el uso crónico de sustancias químicas tiene, inevitablemente, efectos secundarios a veces tan poco simpáticos como las complicaciones de la hipertensión.
  9. Los mismos laboratorios que fabrican esta variedad de medicamentos encargan estudios para demostrar fehacientemente que la posibilidad de efectos secundarios es mínima, casi insignificante. Es un caso más de falseamiento de la realidad disfrazado de “estudio científico serio”.
  10. Esto no invalida la administración temporaria de hipotensores, porque realmente son capaces de bajar la presión a rangos normales. Pero el problema es que no se asumen como indicación temporaria, sino definitiva. Y casi nadie sabe que existen alternativas válidas y sin sus numerosos “efectos secundarios”.
  11. Existe la interesante posibilidad de realizar estudios funcionales de la tensión arterial durante 24 horas (holter). Estos estudios funcionales son invalorables en medicina, aunque lamentablemente son escasos y mal valorados en la metodología clínica estándar. O se los ha dejado de lado como es el caso de la curva de tolerancia a la glucosa, abandonada por la determinación de hemoglobina glicosilada para investigar diabetes. Pero además, con ellos ocurre algo increíble en el tema que nos ocupa: ¡se los indica con el paciente tomando hipotensores! De manera que no se los utiliza para saber si una persona realmente tiene hipertensión, sino para valorar la eficacia y dosificación de los medicamentos…
  12. Y por último pero resulta lo más importante: los tratamientos estándar para la hipertensión impiden que las personas en tratamiento aprovechen la gran oportunidad para realizar cambios importantes en su vida, que es la sugerencia implícita en las enfermedades. Casi todas ellas entran en la definición china de Crisis: Riesgo + Oportunidad. Tachen la oportunidad y sólo quedará el riesgo, que siempre está latente y nunca se resuelve. Y esto por una sencilla pero poderosa razón: los hipotensores no curan la hipertensión, solo controlan la presión arterial.                                                    

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¿Cómo se llamaba lo que tenés?

La reumatóloga miró a Sonia y resolvió tirarle con un camión por encima. Le dijo: “Todo el cuadro clínico encaja, solo me falta un síntoma, pero ya no tengo dudas: lo tuyo debe ser un Lupus” (Debe ser, podría ser, debería ser). También yo atiendo a Sonia, que tiene cerca de 50 años, desde hace tiempo: una dura pelea contra dolores de todo tipo y una piel que se transforma en pesadilla, especialmente con el calor. La reumatóloga insiste, enarbolando una sonrisa de victoria y orgullo: “Por fin puedo entender todo lo que te pasa, ahora tus síntomas son enteramente comprensibles”.  Claro, dice Sonia, ¿pero qué hacemos?  “Está todo pensado, hay un medicamento nuevo que se está investigando para la artritis reumatoidea, pero también va para tu caso. Es difícil de conseguir pero tengo buenos contactos. Y por supuesto que necesito tu autorización, porque se trata de un diseño experimental”. ¿Probar conmigo?, dice Sonia, cada vez más alarmada porque no desconoce los efectos “secundarios” de los medicamentos químicos y adivina que seguramente se trata de una droga con la potencia necesaria para arrasar con todo, incluido ella misma. “No, se probó en animales y en voluntarios recluidos en prisiones y no es para tanto”, contesta la reumatóloga.

No le dice que muchos medicamentos nuevos no se aprueban para su uso en los países “centrales” hasta que no pasan la prueba con animales, presos y humanos de países periféricos. Si es que pasan la prueba y antes no dejan un tendal. Es más: pueden aprobar los exámenes y varios años después verificarse que ocasionaron mucho daño. Pero claro, no importa porque siempre habrá algo mejor que también puede ser peor. El asunto es que Sonia me lo consulta esperando mi desaprobación, que también es su esperanza. La logra fácil, pero también le digo que no estoy de acuerdo con inventar un nuevo diagnóstico como si fuera el camino del éxito. Especialmente porque no hace falta y solo serviría para aumentarle el temor y ese estado de zozobra continuo en el que vive. (El lupus es una enfermedad auto-inmune con variedad de peligrosas complicaciones)

Es demasiado iatrogénica esta medicina que se practica sin miramientos de ningún tipo. La obsesión compulsiva de los médicos consiste en ubicar a sus pacientes en algún archivo con nombre. O sea: etiquetar para que las cosas sean claras y, supuestamente, más fáciles de tratar. Hipertensión, Lupus, Gripe, Colon Irritable, Migraña, Cáncer o lo que sea. A partir de ahí se sigue un “Protocolo”, esa aceitada máquina de prescripciones dictaminada por Reconocidas Autoridades Médicas (RAM), ante las cuales se inclina el resto de los mortales, incluidos los médicos, que viven encerrados entre los RAM y los Laboratorios. Tanta inseguridad produce pegoteo con las fuentes de Poder, y ése es el lugar que ha elegido  la profesión médica para aquietar sus angustias y librarse de compromiso. Además: reuniones grupales (Ateneos, Congresos) para reforzar la ideología y diseñar la política.

Tal vez la reumatóloga venía de un ateneo o de un congreso con las últimas novedades acerca de cómo incluir a cualquiera en la categoría estudiada, en la etiqueta correspondiente para hacerlo merecedor del medicamento en experimentación. Tal vez el Lupus era la estrella del Congreso, simplemente. Sí, sí, solo le falta un síntoma pero es muy fácil conseguirlo y hasta más: no es imposible agregarle algún otro de cosecha personal para exhibir en el próximo Congreso y lograr un viaje gratis con estadía paga. ¿Por qué no? ¿Acaso está prohibido transformar un simple resfrío en un Lupus? A lo sumo le faltarán 28 de los 30 síntomas, pero con un poco de buena voluntad todo es posible.

Ahora la reumatóloga, luego de escuchar la poca disposición de Sonia a funcionar como cobayo farmacológico, ¡le dice que no está tan segura de que lo de ella sea Lupus! No importa si en la semana que transcurrió entre una y otra consulta Sonia necesitó una bolsa de tranquilizantes y cuatro sesiones de apoyo con su psicóloga.

Vení tranquilo, que te espera el peor de los diagnósticos

La medicina moderna cuenta con poderosos métodos de exploración, que hasta hace un tiempo entraban en la categoría de “Métodos auxiliares de diagnóstico”, por ejemplo: sofisticado instrumental para obtener imágenes, refinadas técnicas de laboratorio y estudios funcionales. La referencia a “Métodos auxiliares” tenía un significado preciso: el diagnóstico lo hacía el médico sirviéndose de sus conocimientos y experiencia, los estudios “complementarios” eran utilizados como apoyatura de la hipótesis principal del médico.

Pero todo eso ha cambiado demasiado, al extremo de invertir los papeles: ahora el diagnóstico lo hacen los aparatos, mientras que el médico se ha transformado en “Agente auxiliar de los aparatos de diagnóstico”. Este cambio, brutal para nuestra profesión, se nota claramente en el transcurso de la visita, cuyo desarrollo ha mutado de manera decisiva.

Además de la medicina de urgencia, que es un capítulo aparte, las divisiones o especializaciones clásicas de la medicina son cuatro: medicina interna (“clínica médica”), cirugía, pediatría y ginecología-obstetricia. Esta era una manera eficiente y racional de primera consulta, estableciendo un criterio de base sumamente eficiente. Por ejemplo: si un chico enferma, los padres suelen llevarlo a un pediatra sin consultar con el “clínico”. Si una mujer tiene algún problema ligado a los órganos genitales, a las características de su ciclo menstrual o sospecha que está embarazada, no consulta a un cirujano: va directamente  a ver a un ginecólogo u obstetra.

En este esquema clásico existen especialidades “intermedias” o de alcance más reducido, como traumatología, psiquiatría y otras. Y también especialidades ligadas a los órganos de los sentidos, como oftalmología u otorrinolaringología, por ejemplo. De partida existe algo de confusión en la terminología, incluso en las cuatro especialidades básicas: un “clínico”, por ejemplo, no tiene porqué saber cirugía, pero un buen cirujano sí. Lo mismo ocurre con pediatría y ginecología-obstetricia, que requieren tanto de clínicos como de cirujanos.

Sin embargo, más allá de las especialidades y su necesaria existencia, a cualquiera le gusta que lo consideren una persona y no ésa colección de órganos de la cual se encargan los especialistas. Entonces crece la nostalgia por el “médico de familia”, que ya no existe, encarnada en la aspiración de tener un “clínico”. Se supone que ésta es la persona idónea para hacer un diagnóstico y prescribir un tratamiento en la mayoría de los problemas de salud o, en su defecto y cuando lo considere conveniente, indicar una derivación o interconsulta.

Para entender la profundidad de la cuestión, es necesario despejar la bruma de la ambigüedad que contiene. La actitud de quien desea “tener a un clínico” es la más clara de todas: busca a alguien que lo entienda y lo capte globalmente. Podría confiarle no solo el cuerpo sino también el alma, si encontrara terreno propicio y confiara en el médico. Y es deseable, en esta aspiración, que se trate de alguien que conoce desde hace mucho a su paciente. O sea: alguien que funcione como testigo de la enfermedad y de la salud a lo largo del tiempo. Alguien que se interese de verdad por la vida de su paciente, y no solo por el estómago, los bronquios o el corazón.

Lo más cercano a esta aspiración se encontraba en el territorio de la especialidad básica conocida con el nombre de “medicina interna”, que era pura clínica y de la mejor. Pero eso ya pasó hace tiempo, cada “subdivisión” de la medicina interna devino en franca especialización por órganos o aparatos: cardiología, gastroenterología, neumonología, neurología, endocrinología y así sucesivamente. Dentro de la estructura organizativa de los servicios de medicina interna se creó la función o figura del “coordinador”, que debía funcionar como síntesis o aglutinador de opiniones de las distintas subespecialidades. Pero la idea fracasó, no funcionó, tal vez porque se basa en una crucial contradicción que deviene de la fisiología humana de nuestra cultura: no hay una fisiología unitaria del sistema conocido como “ser humano”, sino la suma o yuxtaposición de la fisiología de los distintos aparatos. O sea: existe una fisiología cardiovascular, otra respiratoria, otra digestiva y así para cada uno de los aparatos o sistemas.

¿De dónde proviene semejante y crucial error que implica graves limitaciones a la hora de intentar entender qué ocurre en la profundidad de cada paciente? Proviene de la mirada “disectora” de la ciencia mecanicista, una mirada que no se ocupa de los sistemas ni de lo que las cosas tienen en común (analogía), sino que se emperra en investigar lo que tienen de diferente (análisis). Esto explica la increíble multiplicación de las especialidades, a extremos que parecen claramente absurdos: ya hay especialistas de hombro o mano, y pronto los habrá de pulgar derecho. En fin, es absurdo y para desempeñar tamaña función no es necesario hacer la larga y extenuante carrera de medicina: bastaría con terciarios y tecnicaturas, nada más.

Ahora volvemos a la legítima demanda de “tener un clínico”, ese intento de tener algún sucedáneo del “médico de familia”. Cuando existían tales personajes, ellos sabían bien que debían crear una atmósfera protectora, un ambiente de seguridad que lograra tranquilizar al enfermo. Su sola presencia bastaba para hacer sentir mejor al yacente en cama (los médicos de familia hacían visitas domiciliarias) y lograba abreviar el curso de casi cualquier enfermedad. Incluso podían no ser “clínicos” en el sentido usual del término y tal cual se desarrolla en este texto. Por ejemplo: el único médico de verdad que tuve en mi vida se llamaba Di Tomasi, vivía y atendía a la vuelta de mi casa, en la misma manzana. Era, en realidad, cirujano general, un término también equívoco porque los “cirujanos generales” eran, en la práctica, cirujanos de aparato digestivo. Pero era al que llamaban mis viejos cuando yo tenía fiebre, dolor de garganta,  tos, diarrea o alguna erupción en la piel. O sea: cualquiera de las enfermedades comunes de la infancia que en ese tiempo se salvaban de diagnósticos ominosos como los actuales.

Era una espera ansiosa la mía: deseaba que Di Tomasi viniera lo antes posible, mientras disfrutaba leyendo novelas de piratas y gambeteando algunos días de colegio. Y bueno: llegaba, se sentaba a los pies de la cama y me examinaba atentamente mientras hacía las preguntas de rigor acerca de los síntomas. Luego me hacía un examen físico (antes los médicos hacían esas cosas) y finalmente hablaba: “Es un problema sin importancia y te vás a recuperar rápido, ahora le voy a dar las indicaciones a tus padres para que vayan a la farmacia y mañana vuelvo a verte”. Listo, santo remedio, empezaba a sentirme mucho mejor antes de comenzar a tomar los medicamentos. No les decía a mis padres, evitando que yo escuchara: “Vamos a hacerle una tomografía para descartar problemas serios y ya mismo mando alguien que le saque sangre para hacer análisis y estar seguros que la cosa es de poca importancia. Y por las dudas voy a recetarle algo muy potente y sumamente eficaz, aunque exista la pequeña posibilidad de afectar al hígado y a los riñones. Pero no podemos correr riesgos”.

Nada de eso, al día siguiente volvía para verificar mi mejoría y listo, a seguir con la vida (y terminar la novela). Está claro que uno desarrolla un vínculo importante cuando la relación médico-paciente tiene estas características. Tanto que, años más tarde y cuando ingresé en medicina fui a visitarlo para contárselo. El me recibió, me escuchó y sonrió cuando se lo conté. Tal vez sintió que en parte era por él y seguro que algo de razón tenía. Me preguntó si ya me orientaba en alguna dirección y le dije que sí: que me interesaba la psiquiatría. Entonces levantó la mirada y me dijo: “Necesitás mucha base cultural para esa especialidad, pero me parece que vos la tenés”. No me dediqué a la psiquiatría pero me fui de su consultorio sintiendo su apoyo y agradeciendo la buena y sana influencia que había tenido en mi vida. En eso consiste hacer medicina de verdad.

La historia, que también es homenaje y agradecimiento, sirve para decir que la medicina de estos días es diametralmente opuesta a la que acabo de contar. De manera que es comprensible que cada vez más gente tenga miedo de consultar a los “médicos modernos”. Primero porque no siempre es el mismo, alguien que conozca la historia personal. Pero también porque apenas son escuchados, apenas revisados y porque salen del consultorio con una lista impresionante de análisis y estudios de imágenes con el consabido y repetido pretexto: “Es para descartar y quedarnos tranquilos”.

Descartar” se transforma así en una palabra ominosa, en una variedad de agresión que logra despertar las fantasías más espantosas. No hace falta ser muy perspicaz para advertir el mensaje implícito: “Tengo que estar seguro que lo tuyo no es cáncer, insuficiencia grave de algún órgano, Sida o alguna enfermedad auto-inmune de pronóstico sombrío”. Y esto hecho rápido, a las apuradas, para sacarse de encima al paciente y sumirlo en un estado de angustia que solo disipará esperar los estudios y su posible benévola información. Pero hasta ése momento todo es zozobra, y esto es imperdonable en un verdadero médico. Es su propio temor lo que está en juego, su incertidumbre acerca de lo que realmente sucede porque ya ha sido formado en la “Escuela Catastrófica” y todo puede, potencialmente, transformarse en alguna enfermedad mortal. Entonces alivia su angustia trasladándola a su paciente y cubriéndose las espaldas ante un posible juicio por mala praxis.

Creo que está claro que esa actitud está en las antípodas de la buena medicina y de la “humana predisposición” que puede exigirse a cualquier médico. No es un detalle ni un adorno simpático: un médico está obligado a tranquilizar a su paciente hasta que no tenga evidencias de que se encuentra ante una situación preocupante. Y cuando la confirme, si es que eso ocurre, sigue obligado a contener y tranquilizar. Está, incluso, obligado a favorecer el llanto o aliviar los posibles sufrimientos de su paciente cuando se trata de la peor de las opciones. Y debe además, estar disponible para acompañar de la mejor manera posible la ida de quienes estén muriéndose.

Es también una reacción desesperada de camadas y camadas de médicos con pobrísima formación clínica y nula experiencia en los asuntos humanos. Está claro que de formular diagnósticos por propia evaluación (equivocada o no) a transformarse en un apéndice de los aparatos y en seguidor a rajatabla de los protocolos que otros diseñan, hay un mundo de distancia. Los médicos han perdido la capacidad de tener el control de una situación y de hacerse cargo de la responsabilidad que ello implica. Se han transformado en burócratas de la salud y no solo son un apéndice de los aparatos, sino también de las empresas que los fabrican, de los laboratorios de medicamentos y de las academias o corporaciones médicas que ejercen una influencia y un poder despóticos sobre ellos. En estas condiciones, ¿cómo podrían tranquilizar a sus pacientes y lograr contener las angustias y los temores inevitables que se ponen en juego?

 De miedo, terrores y ejercicio del poder

Es una patraña eso de que los médicos somos algo así como “dueños y señores de la vida y de la muerte” de los pacientes que atendemos, salvo que se cometan errores demasiado groseros, casi criminales. Pero este no suele ser el caso predominante. Lo importante es advertir y reconocer que cualquier situación en la que una persona percibe que existe algún problema en su organismo produce miedo, por insignificante que aparente ser el problema. Y que consultar a un médico implica otorgarle un poder decisivo, un poder desmesurado sobre su salud y su vida, pero también abre el camino de la esperanza y la posibilidad de resolver el conflicto creado por el malestar y sus verdaderas causas.

De manera que suele acudirse a un médico con dos exigencias, casi siempre implícitas: ¿Qué tengo?  ¿Cómo me puedo curar? Es muy simple, no tiene vueltas. Es función primordial e indiscutible del médico lograr que disminuyan los niveles de temor con sus palabras, sus gestos y sus acciones. Pero suele pasar exactamente lo contrario: no solo su habitual comportamiento logra que el Miedo persista sino que también suelen transformarlo en Terror.

Respecto de esto existen dos actitudes básicas.  Dicen con absoluta seriedad y convicción que temen un problema importante por lo cual indican determinados estudios, o se dedican a practicar un doble mensaje francamente aterrador: intentan tranquilizar con palabras emitidas sin convicción al tiempo que indican una cantidad y variedad de estudios que hacen sentir al paciente de que en realidad el médico sospecha algo terrible pero no lo dice.

Esto último es,  claramente, una despiadada manipulación casi sin disimulo. Una actitud que la mayoría de los médicos se permite amparados por el poder que detentan. Aunque este es un tema por sí mismo, algo que necesita su propio desarrollo, es imposible soslayarlo: los médicos disponen de un notable Poder que la sociedad y sus instituciones les han conferido para emitir diagnósticos y prescribir tratamientos. Es un poder bastante aterrador, algo de lo cual es muy difícil hacerse cargo, pero que suele ejercerse en un estilo francamente autoritario.

Pero claro, los médicos no somos los únicos culpables: contamos con la complicidad de la sociedad en su conjunto, que nos pone en la lista de “Las Autoridades Imprescindibles”. Es un tema tan profundo que sus raíces se hunden en la necesidad de tener padres y madres eternos e infinitos que la civilización patriarcal ha modelado en la conciencia de cada uno de sus integrantes. Y no estoy hablando de lacras del pasado afortunadamente superadas: me refiero a la situación actual, en la que el patriarcado sigue siendo hegemónico, a pesar de variados disfraces y cambios aparentes.

Y bien: el poder patriarcal se mete en los consultorios médicos y sigue vigente, ahora corporizado en la figura del médico. Que no es la única figura por el estilo, obviamente, pero sí la que ahora nos ocupa. Está claro que se debe al sensible papel que han desarrollado los médicos a lo largo de la historia humana, cualquiera sea el nombre que se utilice para denominarlos: chamanes o curanderos, por ejemplo.  Es que el grado de vulnerabilidad y temor ponen a cualquier enfermo de cualquier cultura a expensas de quien lo atiende: es una relación claramente desigual atravesada por la dependencia y hasta la sumisión.

El dolor es una fábrica de Poder. Y la medicina, como institución, usa y abusa sin límites de tamaña posibilidad ofrecida con tanta facilidad por la crucial situación de estar o sentirse enfermo.  Es por todo esto que las palabras, gestos y actitudes de un médico durante la consulta adquieren un papel relevante en la conciencia de quien consulta. No se trata de decir que todo está bien cuando todo está mal, sino de no asustar, de no preocupar y angustiar inútilmente  cuando todavía no hay elementos reales que lo justifiquen. Es necesario saber que un error tan grosero en la relación médico-paciente puede producir efectos terribles en personas con rasgos depresivos, pasivos,  dependientes y acostumbrados a la auto-desvalorización.

Pequeña catástrofe abreviada

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Ahora tal vez esté más claro el significado de la palabreja en cuestión aplicada a las formas actuales y reales de la actividad médica.

CATÁSTROFE Siglo XVII. Tomado del griego katastrophe “ruina, trastorno”, “desenlace dramático”, derivado de katastrépho “subvierto, destruyo” (y este de strépho “doy vuelta”. (Corominas)

CATÁSTROFE “desastre, calamidad”: griego katastrophe “desastre, trastorno”; “desenlace de una tragedia”, de katastréphein “destruir, trastornar, revolver, dar una vuelta entera”, de kata- “hacia abajo” + stréphein “dar vuelta”. (Gómez de Silva)

Los médicos se han transformado en anunciadores del desastre, en profetas de la calamidad con su obsesiva y desdichada búsqueda del peor mal posible en cualquier situación. Y en muchos hasta se les nota cierto sadismo: parecen deleitarse al anunciar la “posible ruina o trastorno”, el “desenlace dramático” siempre posible. Pero para esto incurren en una atroz desviación de la actitud médica tradicional respecto del dolor y el sufrimiento: “dan vuelta las cosas”, “subvierten y destruyen”. Aunque para lograrlo deban “revolver y trastornar”. Y en todos los casos “dan una vuelta entera” con orientación “hacia abajo”, hacia lo más terrible y doloroso.

Y a veces lo hacen con la curiosa excusa de la “prevención”, otra desdichada mentira que trataremos en la continuación de este artículo.

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Carlos Inza


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Ejercicios visuales

Energética del Orgón

Perdí de vista algunas cosas.

¿Ves claras las cosas?

Las cosas no están claras.

No veo claro ése problema.

Es bueno que las cosas se aclaren.

Sentimientos claros.

Sentimientos borrosos, confusos.

Personas luminosas.

Personas oscuras.

Destellos en la oscuridad.

Destellos de inspiración.

Miopía del alma, no poder ver lejos.

No animarse a ver

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Enceguecerse con una idea, un objetivo, una persona.

No quiere ver la realidad.

Encandilarse con algo, con alguien.

Mirar al costado.

Estar en tinieblas.

Mirar a los ojos o sacar la vista.

Enfocar la vida.

Vivir enfocado en un objetivo.

Asombrarse a cada instante.

No asombrarse por nada.

Enfocar selectivamente algunas cosas, ignorar otras.

Vivir con anteojeras.

No poder ver a los costados, o no querer.

Ojos en la nuca.

Persona desdibujada.

No te ví bien.

¿Cómo la viste?

Mirá lo que pasó.

Miremos juntos ésas dificultades.

Poco campo visual: vida limitada, restringida.

No vés lo que tenés enfrente.

No podés ver lo que tenés al lado.

Veámos este asunto.

Enfoque preciso de las cosas.

Alma bizca.

Deslumbrarse con alguien.

Alumbrarse con alguien.

Borrarse de algo.

Dejar de ver a alguien.

No vió por dónde pisaba.

No pudo ver las trampas que le tendían.

Contemplar los sucesos.

Demasiadas contemplaciones con algunos.

Mirada elocuente.

Mirada seductora, ganchuda.

Miradas atrapantes.

Pestañear con elegancia.

Abrir los ojos de asombro.

Le abrió los ojos.

Le apagó la luz.

La realidad lo mareó.

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Carlos Inza


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Práctica Preventiva en Embarazo y Primera Infancia desde la Autorregulación en el Centro HAZI – HEZI – 2ª Parte

Prevención y Profilaxis

Esta investigación sistematiza, desde la perspectiva de los participantes, la práctica preventiva que realiza, en base al paradigma post Reichiano o ecología de los sistemas humanos, el Centro Hazi-Hezi de España, por un lado con grupos de mujeres embarazadas y sus parejas, y por otro lado, familias con hijos de uno, dos y tres años de vida. Para ello se realizaron entrevistas semi-estructuradas que permitieron distinguir los conceptos fundamentales del discurso y método preventivo, describir el desarrollo de la experiencia por etapas y discriminar los principales aprendizajes de los participantes según las variables de análisis definidas. La investigación pretende generar una reflexión acerca del aporte del enfoque post – Reichiano en este tipo de intervenciones en la consolidación del vínculo temprano centrado en el desarrollo de una capacidad de contacto empático en la relación madre- padre e hija/o.

Para ir a la primera parte

Supuestos Teóricos base de la Metodología Preventiva

El Grupo Experiencial

Este tipo de grupo se caracteriza por centrase en las interacciones de las personas que participan en él. Tiene como propósito brindar un espacio donde sus integrantes tengan la posibilidad de aprender a conocerse a sí mismos, a comunicarse con los otros y a expresar los sentimientos que vivencian. El grupo experiencial facilita un cambio contextual, un espacio diferente al habitual, esta re-contextualización permite nuevas formas de expresión personal. Para que ello se mantenga en el tiempo es necesario que el grupo logre ser confiable, íntimo y confidencial. En definitiva el grupo permite que la persona desarrolle las habilidades y destrezas interpersonales necesarias para relacionarse más efectivamente con los demás para que posteriormente pueda utilizarlas en otras situaciones (Husenman, 1986). También busca que sus miembros se beneficien de la experiencia en sí misma y  de la reflexión sobre el comportamiento individual y grupal. (Shaw, 1980; Sbandi, 1980; Huici, 1985).

Los  grupos experienciales, son definibles «como aquellos en los que el grupo se utiliza como vehículo común para el desarrollo del individuo (su grupo y/u organización) a través de una dinámica de aprendizaje común que pone énfasis en el proceso o en la comunicación de sentimientos” (Cooper en Huici, 1985).

La utilización de este tipo de grupo se justifica en la aportación que supone para el aprendizaje (González & Cornejo, 1993; Roca, 1993):

  1. moviliza y facilita un cambio más perdurable en las actitudes y en los comportamientos, por la implicación emocional que supone.
  2. Facilita un aprendizaje vivencial que integra la parte emocional y cognitiva, hecho que favorece la eficacia y la satisfacción.
  3. Sirve como instrumento eficaz de cambio y desarrollo personal

A efectos de la intervención, se utilizó el enfoque teórico post – reichiano y lewiniano de los grupos experienciales.  Para el enfoque post – reichiano el énfasis esta puesto en que el participante del grupo pueda recuperar su capacidad de autorregulación, es decir, la capacidad de contacto perceptivo y emocional consigo mismo (placer, angustia, tristeza, miedo, rabia), para la satisfacción de sus necesidades en el contexto relacional de la presencia del otro. (Serrano, 1990; Reich, 1993, Navarro 1995). Para ello los grupos desarrollan una metodología no solamente centrada en la interacción verbal (Foulkes, 1986; Bion, 1990) sino también en el abordaje corporal en contexto de grupo, para lo cual se trabaja con técnicas corporales que faciliten el desarrollo del contacto emocional con uno mismo y con los otros (Serrano, 1990). Por otro lado, utiliza el enfoque lewiniano para facilitar que la intervención pueda ser evaluada continuamente, considerando las necesidades del grupo (separación en fases o etapas del trabajo, directividad de los facilitadores) y la realidad externa. Un elemento común de estos enfoques es centrarse en los procesos grupales como eje central en los fenómenos de aprendizajes. (Turró & Cortés, 2004; González & Cornejo, 1993, Lewin, 1978).

La modalidad de grupo experiencial que se utiliza en este tipo de intervención es el grupo de apoyo, el cual se caracteriza por ser dirigido por profesionales y los objetivos giran en torno a desarrollar habilidades de afrontamiento entre sus miembros, mejorar las habilidades personales, la comprensión personal y la educación, mediante feedback, orientación y guía (Rogers, 1987). Este tipo de grupo necesita de un marco acogedor y seguro que permita la gestión de las capacidades mutuas de los miembros para darse ayuda mutua (Casas, 2001). Estos grupos tienen una duración de limitada de tiempo que va a depender de los objetivos del mismo (Turró & Cortés, 2004).

En los grupos se utilizan técnicas para favorecer la participación de sus miembros, así el grupo adquiere una característica flexible, es participativo, práctico y vivencial,  facilitando un trabajo  focalizado en las necesidades del niño y niña, en las de la madre y el padre, y el tipo de relación establecida.

METODOLOGÍA PREVENTIVA

Descripción de la Metodología Preventiva y su Contexto

Al Centro Hazi – Hezi  asisten familias que desean incorporarse a los grupos de prevención, estos son: grupo de embarazadas con sus parejas; grupo de madre y/o padre con hijo de hasta 1 año; grupo de madre y/o padre con hijo de hasta 2 años y grupo de madre y/o padre con hijo de hasta 3 años. El centro posee una sala amplia y calefaccionada cubierta con colchonetas.

El método de trabajo preventivo es grupal y centrado en las necesidades de los participantes en el contexto del embarazo y la crianza, de este modo el grupo desarrolla una vivencia caracterizada por la presencia e interrelación de sus miembros (padres, madres, niños y facilitadores) y la reflexión de su devenir asociado a la tarea de parir o de criar. Los facilitadores realizan un análisis de la interacción y proceso grupal,  y entregan ciertas directrices e información basadas en este diálogo grupal y en el paradigma post Reichiano o ecología de los sistemas humanos.

Los grupos de embarazo y crianza son abiertos, pueden incorporarse nuevos miembros en cualquier momento. Para el ingreso al grupo, las personas interesadas deben realizar una entrevista inicial de acercamiento y acogida, recopilación de información e indicación del grupo. El pago de las sesiones es flexible y es un acuerdo entre los facilitadores y los participantes.

Respecto al género, los facilitadores promueven una igualdad del trabajo que realizan el padre y la madre durante la sesión (en caso de participar ambos), es decir, lo que tiene que realizar la mujer a través de un ejercicio específico también lo efectúa el hombre.

El grupo de embarazo tiene una frecuencia semanal, las sesiones son de 3 horas, asisten entre 8 a 10 mujeres, algunas con parejas. Los facilitadores intentan que la unidad de trabajo preventivo sea la pareja embarazada, dado que se entiende que el embarazo, el parto y la crianza es una tarea cuya unidad funcional mínima está conformada por el padre y la madre, en el caso que no exista pareja se intenta incluir una figura adulta masculina del ecosistema familiar.

El objetivo primordial del trabajo grupal es preparar a la mujer embarazada y su pareja para el “mejor parto posible” favoreciendo un contacto saludable con el bebé intra-utero (Serrano, 1994.,  Aznar, 2005). Durante la sesión se realiza trabajo corporal de preparación al parto, fomentando la posibilidad que las madres tomen contacto y aprendan  a regular su respiración, se les sensibiliza respecto al contacto con el bebe intra-útero, respecto a la posibilidad de parir desde el placer de dar a luz un hijo y no sólo desde el dolor que implica, se revisan las creencias y supuestos existentes respecto al parto y la crianza, se trabaja la diferencia entre el movimiento de pujar – contraer e hiperventilación versus el movimiento de apertura muscular y respiratoria en el momento del parto. Además se estructuran y construyen las funciones del padre y la madre durante el parto y en el post parto.

Los grupos de crianza, a diferencia del grupo de embarazo, tienen una frecuencia de una sesión de dos horas al mes, la dinámica al interior del grupo está dominada por el momento evolutivo del hijo/a y por las ansiedades de los padres asociadas a la tarea de criar. En estos grupos la sala está preparada para el juego, los juguetes están en el suelo disponibles para los niños, el piso está cubierto de colchonetas, no existen sillas, los adultos se sientan ocupando el perímetro de la sala, por lo que el juego de los niños/as ocurre en el centro.

En el Grupo de crianza con hijo de hasta 1 año la sesión tiene una estructura de trabajo que en general no sufre modificaciones sesión a sesión, al inicio los facilitadores toman contacto con los contenidos asociados a la crianza que señalan los participantes, se produce el diálogo social, luego los facilitadores toman lo señalado por los participantes y entregan algunas directrices. Posteriormente se realiza un masaje a los bebés, los facilitadores van señalando cómo hacerlo para descomprimir al bebé y generarle placer y bienestar. Posteriormente se pasa nuevamente al diálogo grupal, y finalmente, los facilitadores señalan nuevas directrices que orientan la dinámica grupal y la crianza.

En el grupo con hijo/a de hasta 2 años se facilita el proceso de distanciamiento de los padres y el encuentro con los iguales, los niños/as se van alejando del padre y la madre para tomar contacto con otros niños, se inicia un juego incipiente y se declaran los primeros conflictos y frustaciones en la relación con otros como por ejemplo en que un niño le quite los juguetes a una niña; el grupo reflexiona acerca de qué y cómo ejercer el rol parental.

La sesión se inicia con masajes a los niños o con juego en el suelo entre los niños, las madres y los padres, luego se plantean dudas y comentarios respecto a la crianza, en este momento el grupo reflexiona en conjunto con los facilitadores. En un momento posterior los adultos se sientan en círculo en una esquina de la sala y los niños juegan en el resto de la sala, ello permite que los padres comenten y trabajen la crianza, así como que los niños/as jueguen autónomamente recurriendo a la madre o el padre si lo necesitan.

En el grupo con hijo/a de hasta 3 años está muy presente el tema del juego entre los niños, los cuales poseen una psicomotricidad que les permite desplazarse eficientemente y jugar con otros. En este grupo es posible observar el juego cooperativo de los niños pero también la expresión del conflicto, los niños/as exhiben un incipiente carácter, algunos son más avasalladores, otros  más tímidos y se dejan pasar a llevar, otros más evasivos, lo cual cuestiona a los padres que tienen que resolver cómo criar a este hijo respecto al tipo de relación que desarrolla con los otros y con sus pares.

El grupo comienza con todos los miembros acostados en el suelo, realizando juegos psicomotrices acorde a la edad de los niños, luego los padres y madres se sientan mientras los niños juegan libremente, los participantes realizan preguntas o comentarios de la crianza, se produce el diálogo grupal en el cual los participantes cuenten sus experiencias de crianza y la manera en que han resuelto sus conflictos, los facilitadores también hacen comentarios y reflexionan respecto a los señalado por el grupo.

Descripción por etapas del desarrollo de la metodología preventiva del centro Hazi-Hezi desde la perspectiva de los participantes-facilitadores

Los facilitadores describen tres etapas de desarrollo del trabajo preventivo, la primera etapa estuvo focalizada en las mujeres embarazadas y en el objetivo de facilitar el proceso de parto. Al comienzo trabajaba sólo una facilitadora, posteriormente se incorporó el facilitador, la co-facilitación fue importante dado que permitió una mayor reflexión respecto a la función masculina y femenina en el embarazo, parto y crianza. La segunda etapa los facilitadores asignan importancia al contacto piel a piel entre el bebe y sus cuidadores, ello se traduce en resaltar el  masaje al bebé y en el acompañamiento a la lactancia. En esta etapa el modo de estar de los facilitadores en el grupo era de orientación “vertical”, señalaban instrucciones y recomendaciones directas, “éramos las figuras referenciales principales del trabajo preventivo”. La tercera etapa es la actual, caracterizada por mantener las actividades de los grupos de embarazo y crianza pero con un modo de estar de los facilitadores de orientación horizontal y desarrollando una reflexión permanente a través de la supervisión del grupo de prevención, ello ha permitido generar cambios desde un modo de trabajo grupal más directivo a participativo, permitiendo que el grupo mismo sea el principal referente.

MÉTODO INVESTIGATIVO

Diseño, Objetivos y Categorías

El diseño de la investigación es descriptivo y utiliza un enfoque cualitativo, para mostrar los principales aprendizajes de los participantes de la práctica preventiva, describiendo el desarrollo de la experiencia, los conceptos básicos asociadas al discurso preventivo y a la propuesta metodológica del trabajo preventivo.

Los objetivos de la sistematización son los siguientes: 1-. Describir los principales conceptos asociados al discurso preventivo y la fundamentación teórica de la metodología de trabajo implementada. 2-. Conocer los aprendizajes obtenidos por los/as participantes-usuarios de acuerdo a las categorías definidas.

Las categorías definidas son: A-. Crianza Autorregulada: capacidad de generar una relación madre-padre e hijo en la cual sea posible considerar las necesidades del bebé o niña/o como elemento estructurante de la relación. B-. Vivencia del padre y madre de la intervención: discurso de los participantes respecto a su percepción y sensación general respecto al trabajo realizado en el grupo y al tipo de intervención. C-. Temores, Críticas y sugerencias asociadas a la grupalidad y a la intervención: aprensiones, miedos y juicios respecto a la intervención. Sugerencias para mejorar la práctica preventiva. D-. Motivación y Expectativas: Motivación respecto a la inserción y permanencia en el grupo. E-. Logros: reconocimiento de adquirir nuevas prácticas personales y familiares  durante el embarazo, parto y crianza asociadas a la permanencia en el grupo.

Participantes y técnicas de recopilación de información

Los entrevistados fueron un total de 26 personas, 6 del grupo de embarazadas, 7 del grupo de hijos/as de 1 año, 6 del grupo de 2 años y 7 del grupo de 3 años. La convocatoria se realizó a aquellos que podían y deseaban cooperar con el estudio. Se usó como herramienta de recolección de información la entrevista semi-estructurada, una por cada grupo, cuatro en total. Cada entrevista duró aproximadamente 2 horas y 30 minutos y contó con un número mínimo de 6 personas, incluyendo al menos 2 hombres en cada grupo entrevistado. Se realizaron 2 entrevistas  a los  facilitadores, cada una de ellas duró 2 horas.

El análisis de la información fue llevada a cabo mediante un análisis categorial. Dicho análisis tuvo como unidad básica de registro los diferentes temas que constituyen las palabras significativas en la entrevista. Posteriormente, estas unidades de registro fueron analizadas en función de sus respectivas unidades de contexto (Briones, 2001). A partir de lo anterior, fueron establecidas las categorías emergentes del discurso de los entrevistados/as, lo cuales se complementaron con el análisis y desarrollo de las categorías preestablecidas a partir de los objetivos de este estudio (Delgado & Gutierrez, 1995).

 Aprendizajes desde la perspectiva de los/as participantes de cada grupo POR variable

Grupo de Embarazadas y sus Parejas

A-. Crianza Autorregulada: Los participantes aprenden a  fomentar una crianza autorregulada a pesar de haber vivido una “infancia difícil” y/o un estilo de crianza diferente. Este aprendizaje les ha significado un esfuerzo por focalizarse en una continua reflexión  acerca de la crianza implementada en el presente y la vivida en el pasado, el grupo les permite una metodología de trabajo coherente para realizar esta focalización. En este sentido, el propio grupo de prevención está estructurado sobre las necesidades del colectivo, así, la metodología grupal se transforma en un meta- aprendizaje respecto a la focalización sobre las necesidades del bebe y la estimulación de la crianza autorregulada, esto es, así como los facilitadores se centran en las necesidades del grupo, los padres aprenden a centrarse en las necesidades del bebe.

Los participantes reconocen como una condición de logro de la crianza autorregulada el que la madre pueda ponerse en el lugar del bebe, que posea capacidad empática, lo cual favorece que pueda acompañar el desarrollo de su hijo y satisfacer sus necesidades. Ello lo asocian con el fomento de un vínculo saludable, ejemplifican con la lactancia materna señalando la importancia del contacto: “mirar a los ojos al bebe, acunarlo, masajearlo, bañarse con él, permitir que el bebé esté arropado en la cama de los padres”. Los participantes también han aprendido que potencia favorablemente el vínculo el que los padres y las madres puedan “sentir al bebé antes que nazca”, imaginarse al bebé, hablarle, hacerlo presente.

B-.  Vivencia del Padre y Madre de la Intervención: Refieren temor en su inserción asociado a “enfrentarse” a un grupo que está funcionando y es desconocido, a medida que avanza el trabajo reportan un cierto temor a la exposición personal y tristeza debido a que “tocaban las debilidades en la crianza”, reciben orientaciones que cuestionan o son diferentes a su propio sistema de creencias. Les ayuda en su inserción al grupo sentirse contenidos mediante la presentación inicial de si mismos como nuevos miembros y la acogida de sus dudas y angustias por parte de los facilitadores.

Las mujeres que asisten al grupo sin pareja, extrañan su presencia. Las que asisten con su pareja se sienten más seguras en su inserción y relación con el grupo, en general es potenciador de la intervención el realizar el grupo junto a la pareja. No obstante hay parejas masculinas que no participan en las sesiones pero que comparten este modelo de crianza, algunos cumplen la función de acoger a su pareja en casa y son descritos como “soporte” de la  permanencia de la mujer en el grupo.

Un obstáculo de los aprendizajes del grupo son las “críticas” del entorno social-familiar respecto al tipo de crianza que se desarrolla. Los contenidos grupales en ocasiones son contradictorios con ciertas pautas de crianza tradicionales, lo cual genera cierta angustia grupal que se elabora a través del ejercicio de la crítica social y “tolerancia” grupal. En el plano social, los nuevos aprendizajes y prácticas de crianza, entre ellos la “lactancia prolongada” o las “camas familiares»[1] no encuentran refuerzo ni validación, con lo cual los/as participantes tienden a vivir diversos grados de rechazo del medio social. El grupo también es un refugio,  una manera de sostener una visión acogedora y alternativa del embarazo, parto y crianza.

C-. Motivación y Expectativas: Las personas ingresan al grupo con motivaciones diversas, entre ellas; lograr un parto natural y en casa, compartir con gente que tiene conocimiento acerca del parto y la crianza, en referencia a los facilitadores, estos últimos son conocidos socialmente por su trabajo clínico y preventivo.

Los participantes desean un estilo de “crianza consciente”  que no repita los errores percibidos en la propia crianza. Algunos miembros del grupo describen que el estilo de crianza aprendido en la propia infancia estuvo basado, en general, en la prohibición, centrado en las necesidades de los adultos y con una ejercicio del poder de tipo autoritario, ello implica en el presente una de-construcción de esa forma de criar, para construir una nueva forma de relacionarse con los hijos, que no es la contraria. Una mujer señala: “Es que tenemos tan aprendida las cosas de acuerdo a cómo nos han tratado…. Yo me doy cuenta cuando viene mi madre a casa, digo: ¡madre mía, si es capaz de decirle estas cosas a sus nietos! Todo eso se aprende……mi madre se basa en el no, ¡no hagas esto, no hagas lo otro!, ¡Cómo me ha coartado!”.

D-. Temores, Críticas y Sugerencias Asociadas a la Grupalidad e Intervención: Los participantes desean que la familia cercana, especialmente aquellos que colaboran con la crianza de los hijos, participen de alguna charla psicoeducativa o de una intervención preventiva que les permita comprender y validar este tipo de crianza.

Las madres embarazadas refieren que la duración de las sesiones, tres horas cada semana, es extensa dado que tienen que mantener las posturas corporales; recostadas o sentadas en la colchoneta. Sugieren disminuir una hora o proveer el espacio para una merienda intermedia.

E-. Logros: Los participantes cambian de opinión respecto al parto, señalan: “no es sólo un asunto médico, no es algo pasivo al cual someterse, sino que es  un asunto activo para ayudar a nacer al hijo”. Durante el proceso grupal van reconociendo que cada mujer tendrá un parto en el cual están implicados sus propias capacidades y límites personales, ello se traduce en un aprendizaje desculpabilizador respecto al propio  parto.

Algunos participantes señalan que han podido asociar las reacciones que tienen como padre y madre con la propia historia de crianza de ambos, asimismo han logrado una cierta distancia afectiva respecto a esta  historia de crianza, la que ha estado mediada por los aprendizajes obtenidos en el grupo, ello  les ha permitido confiar y empoderarse respecto a la posibilidad de implementar una crianza “diferente” a la que vivieron en su infancia.

Los participantes relatan que han desarrollado “aceptación  hacia el otro”, asocian este logro con la posibilidad que otorga el grupo de vivenciar las diferencias individuales y conversar en torno a las mismas.

Grupo de Padre y Madre con hijo/a de hasta 1 año

A-. Crianza autorregulada: El post parto y el primer año de vida del bebe es vivido por el padre y la madre, como un período altamente demandante y estresante, aunque reconfortante. Los participantes refieren como elemento contenedor el contacto cercano que pueden establecer con los facilitadores del grupo en este período.

Los hombres del grupo asignan importancia a su rol paternal en el momento del post parto, entienden que parte importante de su función es estructurar un espacio tranquilo e íntimo para la madre y el bebé, así como proteger a la díada de la presencia muchas veces invasiva de la red familiar y social.

B-. Vivencia del padre y madre en la intervención: En este período más estresante el grupo logra proveer de calidez y acogida, no obstante el mensaje de los facilitadores respecto a la crianza centrada en las necesidades del bebé genera en ocasiones una sensación de “ser criticados”. Algunas personas tienen la sensación de sentirse expuestas al juicio de terceros cuando el grupo pone en común aspectos de la crianza, en especial, cuando otros miembros  hablan acerca de lo que ha hecho o ha vivido con su hijo(a).

La coherencia de los facilitadores respecto a lo que saben y el modo acogedor que tienen de entregar sus conocimientosgenerar en los participantes  una sensación de credibilidad y honestidad.

C-. Motivación y expectativas: Los/as participantes buscan un estilo de crianza más consciente, esto es, una forma de criar que no repita los errores vividos en la propia crianza y que potencie los aciertos. Perciben a los facilitadores con “interés en lo que hacen y energía positiva”, lo cual incide favorablemente en el deseo de permanencia de los miembros del grupo.

Una motivación importante para asistir y permanecer en el grupo es tener contacto con otras madres y padres con bebés, se sienten “como en casa, arropadas, no juzgadas”. El sentirse escuchados y acompañados les genera una sensación de pertenencia y de aprendizaje interpersonal que valoran positivamente.

D-. Temores, Críticas y sugerencias asociadas a la grupalidad y a la intervención: Los nuevos aprendizajes de crianza autorregulada no encuentran un refuerzo en el entorno social,  señalan que es difícil mantener la coherencia dada la presión social existente.

Perciben que la frecuencia con la que se realiza el grupo de lactantes, una vez al mes, es menor a lo que necesitan ya que “cuando son pequeños se tiene más dudas sobre ellos”. Asimismo, les resulta insuficiente para contar con más apoyo de sus pares respecto a la crianza. Además, durante las sesiones vivencian escaso el tiempo para resolver las dudas respecto a la crianza, específicamente respecto a psicomotricidad, lactancia y conducta de los bebés.

E-. Logros: Las mujeres desarrollan mayor contacto con el “instinto maternal” y la posibilidad de ejercerlo. Entienden por ello la aproximación con aspectos internos del “ser madres”, lo que les permite buscar respuestas en su propia sensación y en la relación con el bebé para satisfacer sus necesidades.  También han avanzando en el autoconocimiento personal en la relación con sus hijos/a, los cuales les “van mostrando” sus capacidades y debilidades respecto de aspectos tales como establecimiento de límites, expresión de las emociones, cuestionamiento de creencias, entre otras.

La percepción de logros está asociada también a lo que observan en otros significativos al interior del grupo, ejemplo de ello es la observación que hacen del conjunto de bebés los que son descritos como saludables y vitales. Una mujer puntualiza: “mi hijo es feliz… mi bebé está saludable y alegre…”. Respecto a los padres aprecian mayor curiosidad y deseos de participar en la crianza.

Sienten respeto por sus hijos(as), los conciben  como seres humanos y no como “muñecos, cosas, etc.”, asimismo han aprendido a respetar el ritmo del proceso de crecimiento de sus hijos. A través de la intervención han valorizado positivamente la importancia del contacto físico entre padre-madre y bebé: el estar piel a piel.

Grupo de Padre y Madre con hijo/a de hasta 2 años

A-. Crianza autorregulada: Existe un cambio de perspectiva y de acción desde momento en que el bebé comienza a desplazarse, las madres perciben mayor intensidad en los cambios que viven en la relación con el bebé en este período. Algunas participantes señalan que sus hijos/as identifican el espacio grupal como de “juego a su aire”, observan que los niños se sienten placenteros y distendidos en su permanencia en el grupo.

Los participantes refieren seguridad en la satisfacción de las necesidades de los hijos, ello se traduce en contenidos del tipo “tengo confianza en que puedo hacer lo que mi hija  necesita de mí”. En las familias donde  que ha sido posible fomentar una crianza autorregulada y existe una pareja masculina inserta o no en el grupo de crianza, éste ha apoyado mediante acoger y cuidar a la madre, así como haciéndose cargo de la satisfacción de las necesidades del bebé.

B-. Vivencia del padre y madre en la intervención: Algunos participantes viven un conflicto ligado a las decisiones que deben adoptar respecto al cuidado de los hijos, una mujer señala “acá (en el grupo) la guardería es la última opción…pero yo no tenía opción sino meter a mi hijo de 6 meses a la guardería”.

Surge la necesidad de los participantes de orientación y acompañamiento frente a un tipo de crianza que no sigue los cánones tradicionales, se ejemplifica del siguiente modo: “…mi  familia señala respecto al bebe “suéltala, déjala en la cuna…”, en cambio en el grupo se afirma: “acúnala, tómala si te lo pide””.

Existen algunos elementos del método de trabajo que perciben potenciando un estado de relajación y confort estos son: la inclusión de música y una luz atenuada durante la realización de los ejercicios, “trabajar en el suelo”, ya sea sentado o recostado, genera estados de familiaridad y confianza, un ambiente distendido. El suelo se transforma en un elemento favorecedor de descubrimiento del cuerpo y por tanto, del desarrollo psicomotriz.

Las participantes perciben claridad en la información que entregan los facilitadores, perciben su comunicación propendiendo a evitar que se sientan sobre-exigidos en la relación con sus hijos, se sienten  acompañados y acogidos por el grupo, lo cual valoran muy positivamente.

C-. Motivación y expectativas: Respecto al ingreso al grupo, las motivaciones son heterogénea. Todos los participantes tienen un conocimiento previo del grupo que facilita la integración al mismo, ya sea porque se conocen del grupo anterior o por que han recibido referencias positivas del mismo.

D-. Temores, críticas y sugerencias asociadas a la grupalidad e intervención

El espacio para expresarse cuando asisten muchas madres e hijos se reduce significativamente generando agobio en algunas participantes, especialmente por la angustia que les produce el contacto físico de los niños que están aprendiendo a caminar.

Las mujeres piensan que es necesario incorporar a los hombres en dinámicas que les permitan mayor diálogo en el grupo, ya que “ellos se van sin hablar”.

E-.Logros: La participación de madre, padre e hijo en el grupo reporta un bienestar para la familia, los adultos  adquieren un nuevo modo de comprender la crianza centrada en el respeto por las necesidades del niño y la niña, señalan contenidos del tipo “respetar el ritmo y esperar que las cosas ocurran, todo llega en su momento” (refiriéndose a las funciones cognitivas, psicomotoras y fisiológicas ligadas al desarrollo infantil).

El grupo permite normalizar la experiencia de la crianza en cuanto a hitos y períodos críticos, conocimiento que es compartido por participantes y facilitadores en el desarrollo del proceso grupal.

Grupo con Padre y Madre con hijo de hasta 3 años

A-. Crianza Autorregulada: Durante el proceso grupal los participantes generan distinciones sobre las etapas madurativas de los niños y reflexionan acerca del comportamiento parental facilitador o entorpecedor de la autorregulación del hijo/a en cada etapa, ello facilita una gestión más coherente del proceso de crianza

Algunos participantes señalan que han podido asociar las reacciones que tienen como padre y madre en la crianza con la propia historia de crianza. Una persona señala: “intuía algo y lo pude compartir con mi pareja, que no conocía nada……….todo lo que es nuestra historia tiene que ver con el modo en que criamos”.

B-. Vivencia del padre y madre en la intervención: Durante las sesiones de trabajo grupal y corporal, los participantes están sentados o acostados en las colchonetas y ubicados de modo circular en la sala, ello genera en los participantes una sensación de inclusión y de visibilidad. Además viven placenteramente este modo de estar en el grupo dado que pueden “estirarse”, “escucharse”, “tumbarse”, “vivir el relajo de estar a gusto con los hijos”.

El grupo vive como una dificultad el silencio, refieren que es difícil hablar en ciertos momentos, especialmente en  el “arranque”, pasa lo mismo cuando se incorpora alguien nuevo. El asistir en parejas facilita la participación en el grupo, “las que vienen solas hablan menos”, cuestión que se atribuye también a un tema práctico: “mientras uno cambia la ropa, el otro habla”.

Los participantes cuentan sentirse fortalecidos en la crianza que desarrollan, atribuyen esta fortaleza a la base que entrega la participación y asistencia continua en el grupo, la heterogeneidad etaria que permite el aprendizaje desde distintos puntos de vista y experiencias, y al apoyo entre los miembros del grupo.

C-. Motivación y Expectativas: La inserción al grupo es difícil para algunas personas, mencionan por ejemplo que les “chocaba todo, era diferente a lo que habían oído, todo nuevo”.  Algunos padres se integran al grupo con una sensación de distancia y de cierta crítica, un padre señala que inicialmente fue bastante crítico no obstante luego sintió agrado por el trabajo corporal. Otro padre necesitó leer libros para orientarse respecto al desarrollo del niño, luego se implicó en el trabajo grupal, señala respecto de su inserción al grupo: “Lo miraba de lejos, no tenía nada dentro”.

Los padres y madres describen su permanencia en el grupo  resaltando el discurso de ver a otras parejas y sus niños con los cuales existe vinculación “nos vemos cada martes, vemos nuestros críos”. Asimismo mencionan el reforzar el camino de crianza elegido ante la constatación de que son una minoría social, el grupo es un lugar “donde ser mayoría, no sentirse incomprendida y sola”, provee compañía y contención.

D-. Temores, críticas y sugerencias asociadas a la grupalidad y a la intervención: Algunas personas señalan en referencia al número de participantes que hay poco espacio, ejemplifican: “De cuando hay muchas personas a cuando hay pocas, las cosas salen más claras. La gente está más cómoda y sale más limpio, sino se sale más cansada”.

La incorporación de nuevos participantes del grupo provoca molestia a algunos de los antiguos participantes, dado que se repiten temas y otros quedan sin abordar.

E-. Logros: algunos padres relatan que han aprendido a conocer y comprender lo que significa el embarazo, el parto y la crianza valorizando su importancia, un participante señala: “Fue un descubrimiento el involucrarme en su embarazo, el vivenciarlo a través de los ejercicios me ayudó mucho y también posterior al nacimiento”.

Señalan que han aprendido a conocerse como madre y padre, asimismo a conocer y empatizar con el proceso de crecimiento de sus hijos, relatan que han crecido junto a sus hijos reconociendo elementos que son importantes en la maduración del niño/a. Ejemplo: “….la gente no entiende la importancia que puede tener para un niño meter las cosas en una caja y sacarlas, involucrarte en ello te sirve porque te ayuda, estás en lo mismo que él, es una forma de aprender”.

Luego de 3 o 4 años de grupo, los participantes han logrado  una sensación de autonomía en la manera de criar, diferenciándose de su medio social. El avance en la autonomía del hijo se asocia a la posibilidad de re-afirmar el tipo de crianza implementada.

DISCUSIÓN

La práctica preventiva tal como ha sido descrita es un proceso complejo en un período sensible del desarrollo del ser humano, confluyen a esta complejidad variables sociales, familiares y personales asociadas a un cierto modo de entender y vivenciar el embarazo, el parto y la crianza por parte de los participantes y facilitadores de los grupos de crianza. Al focalizarse en el discurso de los participantes fue posible constatar que propenden a una crianza autorregulada, centradas en las necesidades del bebé y posteriormente de la niña/o, aunque hayan vivido en su propia historia infantil una crianza centrada en las necesidades de los adultos. Parece ser factor esencial de logro en esta variable el poseer capacidad empática y participar de una reflexión constante, mediada por el grupo, acerca de la relación madre- padre – hijo. El desarrollo de la capacidad de contacto empático se plantea, desde esta intervención post – reichiana, como un continuum y un asunto relacional, que se inicia desde el embarazo para continuar fortaleciéndola durante los primeros años de la crianza.

Existiría una relación, observable para los actores, entre la práctica de una crianza autorregulada  y el carácter que desarrolla un niño. Los usuarios y facilitadores comprueban en su práctica que un niño que no puede propender hacia la autorregulación tenderá a desarrollar una estructura caracterial más rígida,  aprenderá que habitualmente no es posible satisfacer sus necesidades  de desarrollo psico – afectivo – sexuales, una niña/o que tiende a autorregularse exhibirá un carácter más flexible y aprenderá que habitualmente es posible satisfacer sus necesidades. Es coherente entonces como plantea Serrano (2005), que el gran modulador, aunque no la única institución social responsable, de la salud psico-corporal es la familia en cuanto que permite o inhibe la satisfacción de las necesidades de sus hijos.

Un logro significativo de los grupos siguiendo a Llorca et el. (2002)  se asocia al desarrollo psico-motriz, que implicaría competencias motrices, cognitivas y socio-afectivas que se ponen de manifiesto a partir del juego corporal y del movimiento en el contexto grupal y  relacional con los otros niños, los adultos y los objetos, lo cual desarrolla a su vez, como consecuencia, una identidad y autonomía personal, a lo cual se agregaría desde la perspectiva post reichiana, el desarrollo de un carácter flexible que tiende a facilitar la gestión de satisfacción de las propias necesidades.

Las expectativas que tienen los participantes a su ingreso al grupo son variadas, se distingue como factor común el deseo de un embarazo saludable, un parto natural  y afectar positivamente la maduración del propio hijo/a. En el momento de la integración inicial de la mujer o la pareja embarazada al grupo se produce, en general, un proceso cuyos componentes principales son: los contenidos que el grupo va elaborando al momento de integrarse un nuevo participante y del cual este último se va haciendo parte al transcurrir las sesiones; la contención que vive el nuevo participante al estar con otros en la misma situación y tarea de crianza; y la acogida que brindan los facilitadores y el grupo a los nuevos integrantes. Concluido la integración inicial aparece como relevante para la permanencia las redes de apoyo social que se van formando y la posibilidad de estar acompañados, acogidos e informados en el proceso de crianza.

La intervención es vivenciada por los participantes con elementos comunes asociados a la necesidad de no ser enjuiciados; a ser  informados respecto a aspectos relevantes del embarazo y crianza; al  placer de estar en el grupo; a experimentar una validación de la existencia propia y del otro en el contexto del desarrollo del grupo. Como señala Husenman (1986) el grupo experiencial se caracteriza por ser “confiable,  íntimo y confidencial”, lo cual aporta estabilidad a la intervención fortaleciendo el vínculo intra-grupo.

Respecto a los aspectos asociados al género y el trabajo preventivo los participantes de los grupos construyen una propuesta de lo que significa ser padre y madre con el aporte de lo femenino y lo masculino. Los hombres y mujeres entrevistados reconocen diferencias y complementariedades determinadas por los roles de género pero también por las exigencias requeridas de acuerdo a la edad del bebé o niño/a, así por ejemplo el grupo comprende que no se requiere lo mismo del padre al momento del parto y los primeros días post parto que cuando el niño/a tiene uno, dos y tres años de edad. Pareciera entonces que la construcción de los roles de género en el contexto grupal asociada a la tarea de criar, generara consensos en los padres y las madres que hace posible la colaboración e inhibe la competencia. Asimismo existen una cierta dinámica en la integración de los hombres que es  importante mencionar;  la necesidad de una entrada al grupo privilegiando lo cortical, lo racional. Al parecer, los hombres necesitan  alta información respecto a lo que se hace y sus contenidos, sirve en este sentido el discurso de los facilitadores y las lecturas recomendadas. Al parecer lo que se libra en la integración masculina al grupo es una “lucha por comprender”, que si se desarrolla favorablemente posibilita un alto compromiso con el trabajo grupal.

Aparece como una contribución conceptual significativa del enfoque post – reichiano en el trabajo preventivo con familias, la concepción que los integrantes de una familia pertenecen a una ecología familiar, no sólo a un sistema familiar, ello implica que sus miembros tienen necesidades como sujetos, si estas necesidades no se satisfacen de modo estable se producirá un desequilibrio ecológico que es especialmente peligroso para los miembros más débiles de la familia. En cambio, si el sistema ecológico tiende a satisfacer las necesidades de todos sus miembros podrá asegurar la existencia saludable de  sus crías.  Además del trabajo preventivo en la ecología familiar, en la intervención se introduce el grupo de apoyo, en particular el grupo multifamiliar, que opera como soporte para centrarse en  las necesidades de los individuos y familias que lo componen y desarrollar un contacto empático. Por tanto, es necesario referirse no sólo a la ecología familiar sino también a una ecología de los sistemas humanos.

Junto con la utilización del grupo de apoyo, en esta intervención preventiva, se da un fuerte énfasis al abordaje corporal y emocional. Ambas herramientas, el grupo y el trabajo con técnicas corporales, desde un enfoque post-reichiano, tienen la relevancia de favorecer un mayor contacto con las propias necesidades afectivas así como abordar las creencias de los padres y las madres vinculadas al parto y la crianza. En cuanto a los niños y niñas, se ha intentado favorecer un mayor contacto con su propio ritmo biológico de maduración, lo que implica centrarse en sus necesidades y experiencias y no en las expectativas y metas de los adultos. Esto significa, introducir la teoría de la autorregulación desde el enfoque post-reichiano en las intervenciones preventivas vinculadas con embarazo y primera infancia; y así prevenir el desarrollo trastornos psico-corporales, durante la infancia y también en la vida adulta.

La concepción tradicional de crianza que se aplica en España pertenece a un paradigma diferente respecto la visión de la Ecología de los Sistemas Humanos, en el primero se aprecia una tendencia al aprendizaje vía frustración para el bebé del tipo “llorar antes de dormir”, en el paradigma post reichiano el aprendizaje se logra vía satisfacción de las necesidades del tipo “acunar antes de dormir”. Esta diferencia sustancial, genera en las redes sociales de los participantes crítica y muchas veces desvalorización de este modelo de crianza que desarrollan. El discurso de la autorregulación genera, en algunos casos, un conflicto con las presiones institucionales representadas por la familia, la escuela o el mismo trabajo, al manifestar cómo las necesidades de los niños/as y adolescentes son predominantes a las creencias y pautas de crianza tradicionales.

Otro aspecto importante y útil de la intervención que realiza el Centro Hazi – Hezi, es el trabajo en vínculo afectivo. Para Bowlby (1988)  el vínculo facilita el desarrollo de una base segura a partir de la cual un niño o un adolescente pueden salir al mundo y regresar sabiendo que será acogido y alimentado física y emocionalmente. En los aprendizajes de los participantes esto se traduce en la posibilidad de reflexionar acerca del propio proceso de vinculación con sus figuras parentales y el ejercicio de la vinculación con las hijas/os, de modo de implementar en el presente el recurso que se conoció en el pasado o de buscar alternativas a lo que no ayudó, para ello el grupo es muy significativo dado que es un nuevo referente en el presente.

El método de trabajo desarrollado por el equipo del Centro Hazi-Hezi es una conjugación de tres ejes reconocibles: el trabajo sobre la persona del facilitador vía psicoterapia personal profunda, la adquisición de una teoría de base que provee de un método de trabajo coherente y la supervisión de la práctica preventiva. Estos ejes aparecen como fundamentos de la realización de una práctica preventiva coherente, sensible y acompañada.  Los logros del trabajo preventivo requieren la implementación de una alianza de trabajo (Greenson, 2004), dado que el desarrollo del proceso grupal supone compromiso e implicación de todos sus miembros, en este sentido no se trata sólo de dar y recibir información pedagógica, sino de incorporarse a una dinámica grupal en la cual se trabaja con las vivencias relacionadas con el proceso del embarazo y la crianza de los hijos.

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Autores:

Freddy Orellana Bahamondes

Psicólogo clínico. Director, docente y formador de psicoterapeutas del Instituto Humaniza. Email:freddyorellana@hotmail.com

Javier Cortés Alti

Psicólogo Clínico. Docente Universidad de Santiago de Chile.

Email: jcortesalti@gmail.com

Mónica Rodríguez Verdugo

Psicóloga Clínica, docente y formadora de psicoterapeutas del Instituto Humaniza. Docente. Email: altazora@hotmail.com


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¡Hola, Wilhelm Reich!

Fue en esa época (1983) cuando me encontré cara a cara con Wilhelm Reich, aunque las historias dicen que murió en 1957. Tenía un confuso recuerdo, de esos que son tan frecuentes: uno sabe que leyó o escuchó hablar de alguien pero no recuerda con exactitud cómo ni cuándo.

Después pude situar mi vago recuerdo: ¡estaba en el primer libro de acupuntura que estudié!  Lo citaba David Sussman, casi como al pasar, en las primeras páginas de Acupuntura: teoría y práctica,  junto con el símbolo de la orgonomía.

Esta mención no era producto de la casualidad: después leí una nota que el mismo autor había publicado en una revista de acupuntura con este muy sugestivo título: “¿Podemos los acupuntores renunciar a una concepción generalizada de la energía?”, todo un desafío para quienes estábamos comenzando a transitar por este camino. Y varios años después conocí en México a una mujer que había sido tratada por Sussman en un acumulador de orgón, de manera que este verdadero maestro de la acupuntura argentina había llegado bastante lejos en su investigación sobre la energía, en una época en la que los trabajos de Reich eran desconocidos en la Argentina.

 Ahora no logro recordar como pude dar con el primer libro de Reich que encontré: La Función del Orgasmo. Pero sí tengo muy claro cuándo y dónde lo leí con la emoción de haber dado con algo que necesitaba tanto como el amor, el fútbol y la esperanza: fue a mediados de 1983, en una casa de campo que habíamos alquilado en Ocotepec -un pueblito cercano a Cuernavaca-, para pasar las vacaciones.

 Esto fue otra revolución en mi vida. Reich era brillante, simple y profundo desde la primera página. Ahora me alegro de haberlo encontrado en ése momento de mi vida y no antes porque después, a lo largo de todos estos años, conocí gente que lo había leído en la adolescencia y tenía un recuerdo sumamente fragmentado de su obra: sólo recordaban La Revolución Sexual y la fuerte posición de su autor en favor de una de una vida sexual sana, pero desconocían los profundos motivos de esta defensa y otros aspectos sumamente importantes de su trabajo, de manera que lo habían olvidado con bastante facilidad. Si bien lo recordaban con cariño, me parece que Reich les parecía ingenuo y un poco loco, de manera que les venía muy bien para cubrir parte de los sueños que soñaban durante su juventud.

 Así como las escuelas de electroacupuntura japonesa y alemana habían cubierto un vacío importante en la búsqueda que me unía a la acupuntura, lo mismo ocurrió con la Orgonomía de Reich. Desde el comienzo tuve la fuerte sensación de que mi barquito estaba navegando aguas profundas y decisivas para este viaje: el paisaje era extraordinariamente bello, allí las auroras boreales se daban la mano con aquellos amaneceres en el Caribe, la Vida parecía un espectáculo único, las cuestiones “del alma” y las “del cuerpo” podían verse realmente JUNTAS e inseparables del ambiente físico, biológico, social, económico, político y cultural donde concretamente se “producían”. Y todo este espectáculo deslumbrante y sobrecogedor se contemplaba desde el mundo de la Energía…

 ¡Era demasiado bello y preciso en función de mi navegación!

Nunca más rectifiqué el rumbo del viaje, algo que irónicamente los marinos conocen como “derrota” (¡de ahí: derrotero!).  Sigo tratando de avistar ese lugar todos los días -con variado éxito- porque no solo tiene una estrecha relación con el itinerario del viaje que ya ni recuerdo cuando comenzó: también está íntimamente vinculado con la posibilidad de acceder a mi propia felicidad.

 ¿Porqué razón me conmocionó tanto conocer la obra de Reich?

El primer impacto fue leerlo, porque su escritura es muy peculiar: produce la sensación de que sus palabras acceden a lo más profundo del ser, al tiempo que remueve parte de la energía estancada. ¡Es una experiencia terapéutica en sí misma, ya que su sola lectura hace circular la energía del lector!

 Pero la razón más importante de mi deslumbramiento tiene que ver justamente con su visión de la energía: en él, ésta no es una mera hipótesis de trabajo sino una fuerza biofísica que puede demostrarse por medio de la investigación científica, al mismo tiempo que es factible concentrarla y utilizarla con fines terapéuticos. Es lo que le faltaba a la acupuntura para demostrar la validez general de sus planteos.

 Por otra parte, resultaba claro que los disturbios de su circulación podían explicar coherentemente no sólo las alteraciones que ahora estudiamos en las estructuras de carácter individual desde una perspectiva unitaria (cuerpo/psique), sino también las de carácter social y cultural que son su fundamento. ¡Por fin cerraban las inevitables relaciones entre las esferas socio-política e individual, pasando por la de los grupos en los que concretamente vivimos!

 Ahora podía entender mis propias experiencias personales, grupales y sociales. Y especialmente la gran pregunta -lacerante interrogación- de cualquier militante de una causa que pretendió dar vuelta la historia: ¿Porqué la gran mayoría posee una mediocre identidad de sometido, y cuál es la razón por la cual las revoluciones fracasan aunque “tomen el poder”?

Muchas de las respuestas pueden leerse en Psicología de masas del fascismo,  un brillante análisis de la base caracterológica social que fundamenta el desarrollo del pensamiento y la práctica fascistas. Me pareció sorprendente que una idea tan lúcida y plausible no se le hubiera ocurrido a nadie.

En realidad existe un antecedente en los anales de las discusiones entre revolucionarios: es la famosa cuestión de la “conciencia de clase”, pero ésta es -después de leer el libro citado- apenas una introducción al problema. ¡Debe, necesariamente, existir un alto grado de coherencia entre las estructuras de carácter individual y su “promedio” expresado a nivel social!

 Es casi elemental, y sin embargo no ha sido todavía seriamente considerado por ninguna fuerza social con objetivos progresistas, a fin de entender en profundidad el juego que se está jugando. Si existe algo utópico, en el sentido de imposible, es pretender revolucionar las superestructuras sociales sin intentar lo mismo con la infraestructura caracterial social promedio que la fundamenta. Pero claro, es imposible resolver un problema cuando se ignora su existencia…

 Carlos Inza

 

 


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El Dor-Buster I

¿En qué consiste éste otro “aparato” de la orgonomía reichiana?

¿Cómo y para qué se utiliza en medicina energética?

El Dor-buster es un “aparato” destinado a succionar energía. Proviene de las investigaciones de Wilhelm Reich, primero sobre la atmósfera terrestre y luego sobre algunos pacientes, pero se ha adaptado para poder ser utilizado en los puntos de acupuntura. Consiste en un tubo hueco de acero inoxidable o hierro galvanizado de 30 a 40 centímetros de largo por 2 centímetros de diámetro. Uno de sus extremos queda abierto y es el que está en contacto con la piel donde se encuentra el punto de acupuntura elegido.

El otro está cerrado y soldado a un cable común de grosor mediano y varios metros de largo  cuyo extremo ha sido pelado de manera que los filamentos metálicos queden al descubierto en sus últimos 10 centímetros. Este extremo se coloca en un balde o debajo de una canilla abierta, con agua corriendo constantemente durante el tiempo de la aplicación, que usualmente dura entre 20 y 30 minutos. Simultáneamente suelen colocarse agujas en otros puntos de acupuntura o acumuladores de energía orgón, también en puntos de acupuntura.

A continuación se explican los motivos por los cuales se trabaja con esta metodología, sus objetivos y los efectos que pueden lograrse.

Energía positiva y energía negativa

Durante el transcurso de los tratamientos desarrollados en medicina energética existe una cuestión central: la evaluación de la energía del paciente al comienzo y durante su evolución. La cosa sería relativamente sencilla si sólo se evaluara una energía, la orgónica o energía de la vida.

Pero lamentablemente no es así. La mirada optimista y simple acerca de las cosas de la vida y la salud choca contra la realidad: en cualquier campo energético que funciona con las características de un organismo vivo existen la energía orgón y su contrapartida, la llamada Dor -DeadlyORgone u orgón mortal- por su investigador y descubridor, el doctor Wilhelm Reich.

De una manera simplificada pero fiel a la realidad, puede plantearse la hipótesis siguiente: cuando el natural fluir de la energía orgón se interrumpe por cualquier motivo (esto incluye causas emocionales y/o físicas) la energía se estanca, se congestiona. La continuidad en el tiempo de esta congestión se denomina bloqueo de energía. Es un  término que se escucha frecuentemente y sin muchas explicaciones, de manera que se ha transformado en una suerte de muletilla sin valor, aunque su importancia sea trascendente para entender la funcionalidad energética de una persona.

El conjunto de los bloqueos dinámicos de una persona se denomina coraza. Éste término fue acuñado por Reich, primero para definir la tensa peculiaridad del sistema muscular en sus pacientes, pero luego para describir el conjunto de las defensas y resistencias de una persona simultáneamente en ambas dimensiones del ser: la psico-emocional y la físico-biológica. Ésta peculiaridad de acorazado que caracteriza al hombre actual está directamente relacionada con su angustia básica y su gran dificultad para sentir, reconocer sus emociones, vivir desplegando su existencia y experimentar el placer.

Desde el punto de vista biofísico el origen es el estancamiento de la energía y lo que sucedió antes y a partir de ese estancamiento. Tal cual ocurre con el agua encharcada, la energía orgóndegenera en Dor -su antítesis- cuando la congestión deviene en bloqueo estable.

Todo esto podría constituir sólo la trama central de un buen guión cinematográfico si no hubiera investigación clínica y de laboratorio que pueden demostrarlo. Y esto es lo que hizo Reich y repitieron algunos seguidores o “comprobadores” que afortunadamente disponían de un equipo como para poder hacerlo. Y ya no hay más remedio que ampliar esta exposición viajando hacia el origen de la investigación que desembocó en la fundación de la orgonomía o ciencia de la energía.

En un momento de este trabajo, Reich encontró unos pequeños corpúsculos observables al microscopio óptico y de variable tamaño (muchos de ellos próximos a la escala de un glóbulo rojo: 6 a 8 micrones), luego de calentar a altas temperaturas materia orgánica e inorgánica. No eran simples “artificios de laboratorio”: su comportamiento y reacción a las tinciones biológicas demostraban que portaban la energía de la vida, razón por la cual los denominó biones. La investigación de estos biones en tejidos cancerosos devino en otro hallazgo no menos importante: cuando degeneraban se convertían en minúsculos corpúsculos característicos de tejidos en proceso de muerte.

Por su aspecto y aparente función Reich los denominó Bacilos-T (del alemán Todesbacilli, bacilos de la muerte). La prosecución de la investigación derivó en una conclusión que los lectores habrán supuesto o adivinado: los biones portan energía orgón, mientras que los Bacilos-T están básicamente constituidos por energía mortal o Dor.

Puede agregarse, aunque ahora será brevemente expuesto, que en la misma atmósfera donde vivimos existen orgón y dor en cantidades y concentraciones variables. Cuánto más orgón, mayor calidad de vida. Cuanta más contaminación de todo tipo, más dor.

Y ésta podría ser, sucintamente, la historia del desarrollo de la enfermedad en humanos y otras formas de vida. Energéticamente hablando, la enfermedad y su profundización expresan el predominio del dor sobre el orgón. Esto es absolutamente natural cuando se aproxima la muerte, pero no lo es cuando las posibilidades de desarrollo de la vitalidad natural de un ser vivo quedan brutalmente suprimidas y amputadas por la temprana aparición de serias disfunciones y una muerte precoz.

Por eso podría conjeturarse que el éxito de una vida consiste en “morir en buen estado de salud” a través del equilibrio dinámico de ambos constituyentes energéticos de la existencia: orgón y dor.

Esto podrá sorprender, cuando tantos mercachifles venden la falsa ilusión de “lograr una salud perfecta”, pero es necesario aceptar que en la vida coexisten alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, angustia y placer, enfermedad y salud. Y también orgón y dor como aspectos energéticos centrales de la existencia.

Bueno, ya está: aceptemos que portamos orgón y dor en cambio constante. Ahora el asunto es discutir las proporciones y presencia de cada uno.

Luces y sombras

Utilizando un lenguaje más revelador y profundo que el de la fría definición científica, podríamos decir que el orgón constituye el aspecto luminoso del ser, mientras que el dor su lado oscuro y sombrío. Una persona con cáncer avanzado está inundada de dor, mientras que un niño sano (y por lo tanto feliz) chapotea en orgón. Pero así expresados, se trata únicamente de ejemplos polares que sirven para situarse en el tema. Si profundizamos en estos ejemplos nada raros, también podremos encontrar orgón en el canceroso y dor en el niño sano. En la vida no existen situaciones químicamente puras, la salud o la enfermedad puras. Lo determinante es la relación entre ambas energías, no la imposible inexistencia de alguna de ellas.

¿Alguna señal evidente de dor? Sí: el característico olor agrio-picante del canceroso y de otras personas a medida que la vida llega a su término. ¿Lo reconocen y produce cierto escalofrío? Sí, de acuerdo. Pero tal vez asombre más saber que todos tenemos Dor, y que éste puede evidenciarse al extremo de sentir su olor peculiar cuando se lo extrae con metodología adecuada aún en personas básicamente sanas.

El Dor es nuestro aspecto oscuro, de manera que no es raro que necesitemos ocultarlo aunque su tenacidad en la exhibición aparezca por otros caminos. La enfermedad es su inconfundible presentación en sociedad, por si somos tan habilidosos como para disimularlo con miles de inútiles artimañas.

Pero hay otras muestras de Dor no menos impactantes que las enfermedades humanas. En la naturaleza esto es visible en la atmósfera contaminada de las grandes ciudades y en el crecimiento de los desiertos. Por ejemplo, las nubes de la ciudad que habitamos (irónicamente bautizada con el nombre de Buenos Aires) rebozan de dor: tienden a ser oscuras, con un siniestro tono gris que no augura nada bueno a quienes habitamos debajo de ellas.

De manera que también existe el dor medioambiental en distintas fases de estado y expresión: el desierto que carece casi totalmente de vida es comparable al canceroso avanzado. Propongo un ejercicio de observación: cuando viajen en auto comparen las nubes de la ciudad con las del campo, a lo largo de cualquier ruta. Comparen también la riqueza de la fauna y la flora en estos disímiles lugares y tendrán una idea de lo que puede estar ocurriendo con nosotros, en zonas donde el desierto vital avanza en proporción directa a la desesperanza tapada con cemento armado. Porque la infraestructura del desierto físico es el desierto emocional.

¿Qué hacer con el Dor que supimos conseguir?

Hay una sola cosa que se puede hacer con el exceso de Dor: eliminarlo. Y otra que es factible de realizar con el conjunto de nuestro biosistema: cargarlo de orgón. Ambas maniobras deben realizarse simultáneamente, aunque en variada proporción y velocidad según cada situación particular.

El conjunto de estas maniobras y procederes constituye un tratamiento en medicina energética. Así es que la eliminación de Dor y la carga de orgón se constituyen en el objetivo excluyente de un tratamiento verdaderamente energético. Estos objetivos delimitan un campo de operación pero también implican claras diferencias con los de la medicina estándar o mecanicista.

En la medida que ésta considera al organismo como un mecano animado se contenta con acallar los síntomas, neutralizándolos con terapia química que ejerce un efecto contrario al mecanismo que los origina. Por esta razón las medicaciones que utiliza son ANTI algo: anti-febriles, anti-inflamatorios, anti-bióticos, anti-espasmódicos, etc. En cambio, la medicina energética está a favor del desarrollo del aspecto luminoso de la vida: se recuesta sobre el orgón y trata de eliminar el dor innecesario y enfermante.

Pero mientras siga descuartizándose a un ser humano declarando que tiene “partes” (¡término odioso como pocos!) que gozan de autonomía casi absoluta, los planteos basados en la energía seguirán pareciendo extraños y hasta ofensivos para los especialistas en cada “parte” de la vida. En cambio, si uno empieza a considerar seriamente que existe íntima e intrincada coherencia entre los aspectos psico-emocionales y físico-biológicos del campo energético que llamamos ser humano, podrán empezar a aceptarse las propuestas de la medicina energética. Y más aún si se extiende esta concepción a los otros seres vivos y luego al medio ambiente.

Culturalmente hablando la gran enfermedad es la disociación, el gran operativo esquizofrénico que ha montado la escenografía y el argumento de la obra que protagonizamos desde hace muchos siglos. Disociación del cuerpo en órganos independientes, disociación entre “alma y cuerpo”, disociación de los otros seres humanos, disociación de los otros seres vivos, disociación del paisaje “inorgánico” y del cosmos.

Entonces no resultará tan extraña la opinión de Wilhelm Reich acerca de las relaciones entre energía y terapéutica: “El principio de la extracción de energía Dor es el objetivo básico de la curación. Al extraer la energía de los síntomas morbosos, en un principio solamente de los psíquicos, fue posible lograr la disolución de las ideas compulsivas y de las fóbicas. La extracción de la energía significó la pérdida de energía en un lugar, pero también significó el aumento del nivel energético en otras zonas o funciones del organismo viviente. Mientras más éxito obtenemos en la extracción de la energía de las rigideces de la coraza muscular y de los síntomas, más vivo y móvil es el organismo.”

La eliminación de Dor no sólo logra “la disolución de las ideas compulsivas y fóbicas”: también modifica positivamente las reacciones biológicas del sujeto, a veces durante la misma sesión de trabajo. Se verá que la hipótesis terapéutica de Reich implica la irrupción de orgón en “las zonas o funciones” de donde se ha desalojado Dor. Pero esto supone una metodología que apenas comienza a diseñarse, y que tiende a una articulación diagnóstica y terapéutica entre los aportes de la medicina y la psicología energéticas.

Para entender esta propuesta es bueno volver a señalar que el campo de lo energético no corresponde exclusivamente ni al de la medicina ni al de la psicología: más bien incluye a ambos negando las famosas “partes” y la supuesta “autonomía” de lo físico o de lo psíquico. De manera que se abre un nuevo espacio de comprensión y tratamiento de la patología humana que comprende tres acciones diferentes: el trabajo con energía y las metodologías de la medicina y la psicología. Aquélla es el tronco y éstas sus ramas principales.

Ahora las cosas están un poco más claras: se trata de extraer Dor y aportar Orgón en cada persona tratada con métodos energéticos. En el devenir de esta historia de investigación y tratamientos aparecen aspectos continuamente apasionantes. Uno es lo que ocurre cuando se trata de elevar la carga energética de una persona: la clínica y el sistema de mediciones indican que es imposible llegar a ese objetivo si antes no se logra avanzar en el equilibrio de la distribución de la energía. La energía sólo aumenta de manera consistente cuando se encuentra mejor distribuida que al comienzo del tratamiento.

¿Y cómo se logra esta mejor distribución?

Los métodos de la medicina energética son variados, y en un tratamiento completo suelen participar cuatro aspectos diferentes: acupuntura asociada con orgonomía, medicación de apoyo (homeopática, oligoterapia, hierbas), nutrición y actividad física. La teoría y práctica del plan terapéutico se desarrollará en otro momento, pero se menciona a los fines de “situar” el trabajo con el Dor-buster y de comprender su importancia.

Fue interesante trabajar desde hace años con las dietas de eliminación de toxinas que desembocaron en la elaboración de un programa de desintoxicación (acupuntura-orgon\desintoxicacion.htm). El relato de mis pacientes al realizarla no deja lugar a dudas: la experiencia es tan fuerte que suele movilizar simultáneamente los aspectos emocionales y biológicos de la persona.

Es una buena demostración de que en nosotros ambos campos están fuertemente articulados, pero también de que una terapéutica que alcanza profundidad, inevitablemente “llega” al núcleo del ser. Con los métodos de la acupuntura tradicional china y de la homeopatía unicista puede lograrse lo mismo, pero es asombroso lo que ocurre cuando a la acupuntura tradicional se le agregan los métodos de la orgonomía reichiana porque entonces la “profundidad” es más accesible y evidente a los ojos, especialmente cuando se trabaja con un Dor-buster.

¿Cómo funciona y qué efectos logra el Dor-buster?

La utilización de este “aparato” -risible según la concepción hegemónica porque no tiene microcircuitos ni se enchufa- logra una rápida y temporaria unificación de la persona sumamente útil para el diagnóstico y decisiva para el tratamiento. Está claro que esto solo no basta: es indispensable ubicarlo en el contexto de un tratamiento completo, y en el futuro esto implicará su articulación con metodologías propias de la psicología.

Pero por ahora es suficiente saber que funciona como una suerte de “destapador energético”, y logra remover energíaestancada de tal manera que actúa sobre los bloqueos. Funciona debido a la gran afinidad que existe entre la energía y el agua. Este hecho es ampliamente conocido en la historia de la humanidad y ha sido debidamente incorporado a los ritos y liturgias de las prácticas religiosas de muchas culturas, así como en las costumbres “higiénicas” cotidianas expresadas en la necesidad de bañarse.

En el bautismo cristiano, por ejemplo, se encuentra asociado a la necesaria limpieza de alma que exige la incorporación “al pueblo de Dios”. En la tradición hindú pasa por la necesidad de bañarse en el río Ganges como requisito para lograr una limpieza similar. Con menos teología, la tradición médica tibetana acentúa la necesidad de pasar por el agua para sanarse. De manera que todo esto no es nada nuevo, pero ha sido olvidado o no se ha reparado en estas costumbres salvo para darles una interpretación correcta aunque superficial: eliminar la suciedad lavándose aleja la posibilidad de enfermar vía contagio.

No obstante, las investigaciones sobre energía no ofrecen dudas acerca de la gran atracción que el agua ejerce sobre aquélla. Todos tenemos pruebas palpables de tal afinidad si nos detenemos a recordar lo que acontece en los días lluviosos o excesivamente húmedos: el desgano o malestar que experimentamos se debe al hecho de que las partículas de agua en suspensión “capturan” una cantidad importante del orgón que habitualmente nos nutre.

El Dor-buster es otra manera de utilizar esta afinidad entre agua y energía. En la medida que atrae o absorbe energía a secas, puede suponerse que lo hace con ambas al mismo tiempo. O sea: atrae tanto Orgón como Dor.  Si se tuvieran temores acerca de la posible pérdida de energía es bueno quedarse tranquilos: la cantidad perdida no es significativa y se repone con otros métodos.

Lo importante aquí es la calidad de la energía extraída. Porque la porción Dor succionada es cualitativamente más importante o significativa que el orgón extraído: uno guarda muy bien su “ropa sucia”. Y aquí es relevante el lugar donde se opera, el punto de acupuntura elegido. Debe ser un punto representativo de los bloqueos históricos o actuales de la persona. Tales puntos (que no tienen porqué ser siempre los mismos) se eligen con dos criterios: la evolución clínica y el sistema de mediciones.

Pero ¿qué ocurre concretamente cuando se ubica el tubo sobre el punto y el agua comienza a correr?

Cuando el agua corre crea un efecto de succión a través del cable que opera sobre el interior del tubo hueco, efecto que a la vez comienza a actuarsobre la superficie del punto elegido. En la energía de éste “pasan muchas cosas”, se encuentra parte de la historia personal contada en otro tiempo, más relativo que absoluto. Puede haber síntomas, colores, movimientos, historias… ¿Cómo se sabe? Es muy simple: haciendo la experiencia.

Como para verificar que el libreto no está escrito de una vez y para siempre, es interesante saber que poniendo el tubo en el mismo punto no siempre ocurre lo mismo. Tampoco hay garantías de que siempre habrá un guionista del otro lado del tubo: a veces no pasa gran cosa. Otras simplemente se experimenta una gran relajación y mucha paz. En ocasiones la experiencia resulta tormentosa por el tipo de “visión”, aunque aquí se ve con los ojos cerrados, lo cual le da la razón al Principito cuando opina que “lo más importante es invisible a los ojos” o, quizá, a un estilo de mirar las cosas de la vida.

También es factible que durante la sesión no ocurra nada llamativo, pero sí luego o en los días siguientes. Un capítulo importante es el de las personas muy acorazadas porque, como es de esperar, en ellas el efecto tarda en presentarse. ¡Y hasta lo niegan durante un tiempo o se retiran, tan imposibilitadas están de aceptar su propia realidad!

Pero volvamos al asunto crucial: ¿cómo es que operando con esta estrafalaria tecnología pueden suscitarse tales acontecimientos? Podríamos admitir que realmente es posible atraer y eliminar la energía de un punto de acupuntura, pero ¿cómo entender lo que sucede ante los ojos cerrados de quien está viviendo la experiencia?

Si se admite que la energía de un ser vivo comprende simultáneamente sus aspectos emocionales y biológicos, entonces el resultado no es tan inesperado, aunque cueste admitir que en la energía de un punto coexistan historias, formas en movimiento, colores, etc. Sin embargo esto es lo que concretamente ocurre. A veces también sucede utilizando agujas comunes en los puntos, pero con esta metodología tales resultados son excepcionales. En cambio, utilizando el Dor-buster solo o combinado con tubos acumuladores de orgón o con agujas, lo excepcional es que tales visiones o historias no se presenten.

Y cada vez me sigue produciendo una sensación de maravilla, de deslumbramiento. También acontecen sensaciones relacionadas con el espacio, ya que es muy frecuente que alguien experimente estar “amarrado a la camilla” o, por el contrario, crea que está flotando o echado a andar por el mundo montado sobre ella.

Y los colores… Estos suelen aparecer en distintos tonos, siempre muy personales, que se mueven y cambian a veces vertiginosamente, para dar paso a otras figuras o sensaciones…

Frecuentemente se reviven o imaginan historias relacionadas con el lugar donde se ubica el tubo. Hace poco lo coloqué en una paciente sobre el punto 4 del meridiano de Vaso Concepción, que queda a la altura del útero, y después de la sesión ella me contó ¡que era muy pequeña y había estado todo el tiempo con su madre, hace muchos años! Pero otras veces es el propio protagonista quien modifica su edad y no los otros integrantes de la historia.

Muchas veces lo ubico en el 15 de Vaso Concepción, que es el punto del diafragma. Y aquí suelen “estar” los fragmentos de historia personal relacionadas con el bloqueo respiratorio, infaltable en la génesis del desarrollo de la coraza. En estas ocasiones, por lo general  se produce un gran alivio acompañado por el mejoramiento de la función respiratoria, que se hace más profunda y espontánea, lo cual está francamente ligado al sentirse “aliviado y en paz”.

Casi siempre las personas que experimentan estas sensaciones tienden a mejorar mucho de sus variadas disfunciones, ésas por las cuales decidieron empezar un tratamiento. La sensación general que se experimenta a lo largo del tiempo es de mayor autonomía y equilibrio, junto con la percepción de disponer de mayor energía. Esto último ratifica la impresión de Reich cuando asegura que: “Mientras más éxito obtenemos en la extracción de la energía Dor de las rigideces de la coraza muscular y de los síntomas, más vivo y móvil es el organismo”.

¿La curación requiere conocimiento?

Más de una generación de psicoanalizados demuestra fehacientemente que, conocer la existencia de un problema o conflicto, carece de relación directa con la posibilidad de resolverlo. Y a veces, hasta empeora las cosas. Al menos en la acepción corriente de “conocimiento”, que implica advertir algo a nivel de la conciencia. Sin embargo muchos pacientes han mejorado mucho de sus dolencias cuando, gracias al Dor-buster, han logrado ver aspectos importantes de su ser a través de formas, colores o historias. En esta exótica variedad de Función Privada, la película no suele ser irrelevante para entender profundamente “las razones del ser”.

Entonces, de una manera francamente intuitiva, la mayoría logra realizar un “clic” de autoconocimiento que no requiere de muchas palabras para lograr impactos significativos en la evolución posterior. Está claro que, en estas condiciones, la importancia de la comprensión intelectual de los acontecimientos es mínima y no sustantiva para explicar las mejorías posteriores. Es más: la mayoría experimenta una gran necesidad de silencio luego de la sesión y necesita cierta soledad para “metabolizar” la experiencia.

¿Qué habrá ocurrido?  Hasta donde sabemos puede decirse que el “destaponamiento” producido por el accionar del Dor-buster ocasiona un desbloqueo de la energía, de manera que ésta comienza a circular con fluidez, “arrastrando” la porción de historia correspondiente ligada a la función del punto elegido, razón por la cual emerge. Esto logra, con el tiempo, disminuir o eliminar el síntoma enraizado en la misma historia, ya que entonces el organismo no necesita exhibirlo.

Y también esta metodología funciona muy bien para investigar, ya que si alguna duda pudiera tenerse acerca de lo íntimamente intrincados que están los dos famosos lados del ser, estas dudas se desvanecen al trabajar con el Dor-buster: allí estamos juntos e integrados, experimentando simultáneamente percepciones, sensaciones e historias al tiempo que se producen acontecimientos biológicos perceptibles. ¿Qué duda puede quedar acerca de nuestra unidad esencial después de utilizar este método?

 (Continúa en el próximo número)

 Carlos Inza


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La Medicina Catastrófica I

Los médicos como promotores de pánico y detectives del terror

CATÁSTROFE Siglo XVII. Tomado del griego katastrophe “ruina, trastorno”, “desenlace dramático”, derivado de katastrépho “subvierto, destruyo” (y este de strépho “doy vuelta”. (Corominas)
CATÁSTROFE “desastre, calamidad”: griego katastrophe “desastre, trastorno”; “desenlace de una tragedia”, de katastréphein “destruir, trastornar, revolver, dar una vuelta entera”, de kata- “hacia abajo” + stréphein “dar vuelta”. (Gómez de Silva)
 
 

Viene Gumer, que tiene 52 años, y se sienta enfrente gimoteando y con la mirada enteramente desolada.

Como la atiendo desde hace un tiempo y conozco sus problemas, descuento que no es por ella, que esta así como está por algún suceso trágico o irremediable ocurrido a vínculos muy cercanos, íntimos. ¿Qué te pasa?, le digo con un tono de alarma que me sorprende a mí mismo.

Fui a la ginecóloga y me destrozó, dice. Por qué le pregunto, tratando de imaginar como una ginecóloga puede destrozar a alguien que va a atenderse. Entonces me cuenta que había pendientes algunos estudios que anteriormente le había indicado, como ser: densitometría y ecografías mamarias y genitales.

El asunto es que Gumer tiene infecciones urinarias a repetición desde hace unos dos años. Aunque no continuas, ésta última ya está medio instalada en los últimos meses y todavía no remite. A pesar de haberse demostrado la presencia de una bacteria, EscherichiaColi, los antibióticos que salen positivos en el antibiograma solo logran mejorar los síntomas pero no eliminarlos del todo: luego de algunos días de acabarlos, las molestias vuelven con entusiasmo. Conociendo su emocionalidad y los conflictos que está atravesando, me inclino a pensar que se trata de un cuadro conocido como “Vejiga irritable” más que de una típica infección urinaria, que bien puede ser su consecuencia y explica su recurrencia. (No solo el colon tiene derecho a irritarse).

Pero lo importante es lo que sigue. La ginecóloga mira a Gumer algo desconcertada y cambia bruscamente su actitud, que tampoco era excesivamente hospitalaria. Y le pregunta por antecedentes familiares, típica reacción de quién no sabe o no entiende por dónde van las cosas y se agarra de cualquier dato. Y cuando se entera que su madre había muerto como consecuencia de un cáncer de riñón, pasa a la ofensiva con una irritación digna de la vejiga de quien estaba atendiendo. Entonces alza su dedo admonitorio, el índice docente, y en tono de clara amenaza le dice: “¿Ves que tenés que hacerte los estudios que te indique, qué estás esperando?”.

Omite continuar la frase con: “Antes de que sea demasiado tarde”, pero no hace falta: el efecto teatral, dramático, está plenamente logrado. Gumer queda abatatada y la puesta en escena se redondea con su silencio, como aceptando que ha cometido una falta grave al no hacerse los estudios indicados. De manera que, obviamente, merece tener algo grave y sufrir los tormentos correspondientes a su condición de pecadora.

Y lo de pecadora no es un simple decir, porque a continuación la ginecóloga abre otro frente de batalla, sugiriendo (sin decirlo) que las molestias vaginales que experimenta durante o después de sus relaciones sexuales implican la posibilidad de que su marido pudiera tener “algo”, de manera que también le sugiere que el posible culpable… ¡se haga un espermograma!

Es evidente que no hay nada que permita vincular los síntomas de Gumer con las sospechas catastróficas de la ginecóloga, salvo su notorio desconcierto y la irritación por la “desobediencia” de no haber seguido al pie de la letra sus indicaciones acerca de estudios por realizar: ¡eso solo ya merece un castigo, un escarmiento!

Y lo ha logrado plenamente al dejar instalada la sombra de alguna enfermedad venérea, pero especialmente al sugerir que “hay que descartar cáncer”, aunque no lo haya dicho expresamente porque no hacía falta. (La gente –los “pacientes”- también emplean el término “descartar”: un ejemplo de lenguaje colonizado por los médicos). Es un razonamiento clínico tortuoso, sin ningún fundamento, motivado por ignorancia o impericia. Pero no es inocente ni ingenuo: juega con el temor que todos tenemos de llegar a enfermar gravemente y sufrir tormentos inimaginables. Entonces, nada mejor que transferir al paciente la propia duda o angustia cargándolo con una megadosis de tormento extra.

Porque si la tal ginecóloga fuera una buena médica, tendría que haber advertido con mucha facilidad que sus síntomas expresan una evidente carga emocional que no resulta fácil de digerir. Y que su obligación es doble: investigar las razones profundas de un síntoma, pero también contener, tranquilizar.

Ahora todo depende de la elección de Gumer: o sigue las indicaciones de la ginecóloga y se mete en un angustiante torbellino sin final o la manda al carajo y se orienta para otro lado. Y me parece que no hay dudas: la última opción es la única correcta. Ustedes dirán: ¿y si la ginecóloga tuviera razón?

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Otra vez el miedo, la última pregunta está fundamentada y motivada por el miedo, pura y exclusivamente. ¿Y no es eso, acaso, motivo suficiente para seguir las indicaciones, investigar y quedarse tranquilo? No, no lo es, salvo que uno opte por vivir en un estilo de auto-persecución impiadosa, acosado por temores infundados. Desde la perspectiva de un paciente, es comprensible en una sociedad paranoica como ésta, pero no lo es desde la función que debería tener la medicina y sus practicantes, los médicos.

Y éste es el punto, porque la mala experiencia  de Gumer no es un caso aislado ni una excepción: es la norma desde hace mucho tiempo, y cada vez más. La gente que conozco, no solo la que atiendo, tiene cada vez más miedo de acudir a una consulta médica. Y esto por varios factores.

Uno es la falta de contacto emocional que suelen establecer los médicos con sus pacientes, con evidente descompromiso respecto de su salud y su vida. Es más: muchos médicos “atienden” sin casi mirar al paciente, hipnotizados por una computadora que les dirá la verdad. Otra es la compartimentación claramente esquizoide de la medicina, dividida hasta el absurdo en especialidades y subespecialidades. Pero también, y esto es lo peor, por la enfermiza propensión a “descartar”  de entrada lo peor, antes de pensar en lo más simple y estadísticamente probable.

Esto último produce un comprensible efecto de locura en cualquiera que consulte por una urticaria y se encuentre con que hay que “descartar” una hepatitis crónica. La práctica médica es necesariamente probabilística, simplemente porque el diagnóstico diferencial de cualquier síntoma, aún de los más banales, es numeroso, a veces casi infinito. Pero llegar con tos por un cuadro gripal y encontrarse con que hay “descartar” la posibilidad de un cáncer de pulmón es, simplemente, encontrarse en una situación psicótica sin salida, salvo que uno se anime a levantarse, insultar para sacarse la mufa y dar un portazo.

Se supone que las personas que se sienten enfermas consultan a alguien “que sabe”, pero ¿qué saben los médicos en la actualidad? ¿Sobre qué base de conocimiento y experiencia están operando en la época actual? No es el tema principal del artículo, de manera que mejor dejarlo, al menos por ahora. Mejor vayamos a la actitud de la mayoría de los médicos en la actualidad. ¿Cumplen, acaso, con su función de tranquilizar y contener? Es evidente que no, suelen abrir un panorama tenebroso hasta que se demuestre lo contrario. Es exactamente la inversa de lo que, se supone, está obligada a hacer la justicia: alguien es inocente hasta que se demuestre lo contrario. No es el caso de la “tranquilizadora” actitud médica actual: uno puede, tranquilamente, terminar su consulta en la condición de candidato a agonizante en terapia intensiva hasta que los estudios accedan a demostrar lo contrario. Con el agravante de que el angustioso tiempo de espera es capaz de enfermar al más pintado.

La comparación no es arbitraria porque en variados aspectos la medicina no está demasiada alejada de la justicia, pero tampoco de la mala teología. Y la cosa se pone en un lugar tan resbaladizo que hasta es difícil explicarlo con palabras, pero hay algo de trato de pecador para con un enfermo. (Por algo será…)

Hay otro capítulo muy denso en esta historia: la medicina como formidable arma de control ideológico de la población. Tal vez volvamos sobre esto más adelante, pero es imposible obviarlo: detrás de la inocente fachada “contenedora”, del circo de guardapolvos blancos (la indiscutible pureza) y de la escenografía (cada vez más abrumadoramente tecno), hay un policía escondido y un férreo defensor de las tradiciones más autoritarias y represivas. No hay que olvidarlo, especialmente a la hora de escuchar al médico, ése tipo de persona que cuando pregunta, en realidad opina y toma partido.

La medicina de hoy es catastrófica.

 ¿Tranquilizar y contener?

Ocurre cada vez con mayor frecuencia y se expresa con mayor claridad: mucha gente tiene miedo de ir al médico. Y, como suele suceder, hay variadas razones. Una es que escasean los médicos “de cabecera”, ésos que da gusto tener en la mesa de luz y son el referente de la salud personal. Los que conocen tu historia y no necesitan enterarse desde la primera angina. Miren lo que me cuenta Fernando, un paciente desde hace buena cantidad de años: “Hace dos semanas tuve un infarto y me pusieron un stent en una de las coronarias. Entonces voy a la semana, al mismo lugar, para que un cardiólogo controle mi evolución. Me siento y comienzo a contarle acerca de un episodio relacionado que me había ocurrido hace dos años. El cardiólogo me mira y me para en seco, me dice: “Su historia no me interesa, hábleme de lo que acaba de pasar”. Me dio mucha bronca, le tiré sobre el escritorio la copia de los papeles de la internación y me fui”.

Dos, que esto de tener o consultar a “un clínico”, o sea: alguien que pueda opinar en conjunto o globalmente acerca del estado de salud de alguien, ya es una quimera, un deseo utópico.  La medicina ha generado especialidades y sub-especialidades hasta el absurdo, lo cual implica una grandísima dificultad para entender qué está ocurriendo en la profundidad del complejo sistema llamado “paciente”. Es más: la exclusión, casi deliberada, del estilo de vida y conflictos personales, limita enormemente la posibilidad de comprender a “la persona”, tornando a la consulta en el chequeo mecánico de algún órgano en particular porque ni siquiera es factible una apreciación “puramente biológica” del conjunto.

Tres: que los médicos se han convertido en detectives del terror. Apoyados en las nuevas tecnologías para obtener imágenes, cada vez más sofisticadas y peligrosas (de esto hablaremos), juegan a descubrir “lo peor” antes que a verificar la realidad  que, en la gran mayoría de los casos, no es terrible ni preocupante. Pero la mera investigación para “descartar un cáncer” (lo digan o no, es lo que hacen) sumerge al paciente en una atmósfera angustiosa hasta el momento “del veredicto”.

Ustedes dirán que siempre es bueno saber la verdad, pero eso depende de la atmósfera creada por el médico para estudiar la situación concreta de cada persona. Descubrir un tumor puede no significar nada grave, pero el alto grado de paranoia-ambiente hace que tal tumor se transforme, inevitablemente, en un peligroso asesino que es necesario erradicar. Y no es esto lo que ocurre con la mayoría de los tumores, pero la terrible palabra cáncer ya empieza a destruir y a matar. Y eso sí es un verdadero asesinato. A partir de allí comienza una secuencia catastrófica e imposible de parar, oncólogos mediante. De manera que alguien que podría haber coexistido y negociado con su tumor termina haciendo tratamientos altamente tóxicos (quimioterapia, por ejemplo) que son los que realmente pueden matarlo con mayor probabilidad que el tumor.

Y bien, es ésta cualidad de afrontar un examen difícil lo que produce miedo y rechazo en la mayoría de las personas que se hacen “chequeos”: la fuerte sensación de que corren el riesgo de escuchar noticias catastróficas injustificadas. Seguramente ese rechazo es más intuitivo que racional, pero es absolutamente comprensible.

No nos engañemos: una razón determinante consiste en la escasa predisposición que han desarrollado la mayoría de los médicos para estableces una atmósfera espontáneamente cordial y afectuosa durante la consulta. Hasta hace un tiempo los médicos eran más sensibles ante el sufrimiento y la necesidad humana de contención emocional. De hecho, muchos de ellos eran visualizados como amigos o figuras protectoras. Y eso era absolutamente normal y sano: ¿de qué otra manera puede ejercerse la medicina sino es así?

Pero las cosas han cambiado para peor: en las gélidas relaciones médicos-pacientes de la actualidad se evidencia con claridad la frialdad capitalista en su descarnada versión neo-liberal. Se agradece la franqueza en el sentido de sacarse la careta, pero no deja de ser una constatación espeluznante.

De manera que suena muy normal que tanta gente sienta rechazo ante lo que le espera cuando inicia una consulta médica: una relación fría, poco interesada, un catálogo de síntomas, una serie de análisis, estudios de imágenes y finalmente la sentencia. Algo que solo puede escucharse con temor y mirando el piso. ¿Quién puede entusiasmarse con éstas posibilidades?

Es más: hay algo que subyace en la escena: el paciente es implícitamente considerado un presunto culpable, un pecador descarriado hasta que se demuestre lo contrario. Y digno de sufrir sino sigue las indicaciones al pie de la letra. ¡Válgame dios! ¿Cómo que pecador, como que culpable? Nadie se anima a decirlo, pero es parte, también, de una relación que se ha corrompido y ahora transita por altos niveles de hipocresía.

Finalmente está la importante cuestión de tranquilizar, de bajar el voltaje de la natural angustia que experimenta una persona que no se siente bien y justamente por eso visita a un médico. En su carácter de jueces y administradores de “la verdad científica”, los médicos estamos obligados a tranquilizar, a no sumar nuestra angustia a la del paciente. Porque nosotros también tenemos legítimo derecho a la incertidumbre y solo nos quedamos tranquilos cuando constatamos que las dolencias no eran graves o no tanto como parecían.

Pues bien, los médicos se han transformado en “pesimistas profesionales”, han instaurado el dogma de que hay que empezar por descartar lo peor lo cual es, para quien consulta, una clara señal de que eso es justamente lo que están pensando. No creen para nada en que su función es, simplemente, ayudar a que sea el propio sistema vivo del paciente quien produzca la curación. Y esto solo se puede lograr restaurando la confianza del paciente en sí mismo, en su posibilidad de vivir mejor y sanar-se. Es obvio, entonces, que una actitud signada por la desconfianza y el sentimiento catastrófico solo puede empeorar las cosas. Y evidente también que procediendo en esa dirección, los médicos están faltando gravemente a las características básicas de la mejor tradición asistencial: están traicionando la confianza del paciente y la ética básica de esta profesión-oficio.

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La catástrofe está siempre disponible

Un poco de etimología no le hace mal a nadie, ni siquiera produce sabañones. Entonces veamos qué puede aportarnos a la causa la utilización del origen y significado del término “catástrofe”, que encabeza este artículo.

Es “ruina, trastorno”, “desenlace dramático”, “subvierto, destruyo”, “doy vuelta”.

Implica “destruir, trastornar, revolver, dar una vuelta entera”, de kata- “hacia abajo” + stréphein “dar vuelta”.

En el caso especial de la medicina significa la capacidad de transformar cualquier proceso insignificante o de mediana importancia en la posibilidad inminente de una tragedia con desenlace fatal. A veces, incluso los gestos de un médico durante la consulta pueden producir angustia, incertidumbre. (No olvidemos que la consulta médica es una variedad de puesta en escena)

Por ejemplo: ayer mismo atendí a Rafael, que tiene 70 años y varios problemas de salud de los cuales ha mejorado en los últimos meses. El más relevante es que solo le funciona un riñón, tiene el otro pero ha quedado “fuera de servicio”. Pocos días antes había visitado a su clínico, que le había pedido variados estudios. Y cuando, durante la consulta, observa el electrocardiograma ensaya un gesto de preocupación. Entonces Rafael, inquieto, le pregunta qué pasa. Pero el médico no contesta: se lo devuelve y le dice: “No deje de mostrárselo al urólogo”. No hace falta describir la desolación y la angustia de mi paciente. ¿Qué puede sentir? Es fácil: catástrofe inminente. Con un solo pase de magia, el médico se desembaraza del problema (derivándolo a un colega) y deja destruido a su paciente.

No hace falta demasiada experiencia para saber que, cuando uno mira análisis de laboratorio o imágenes delante de un paciente, éste nos observa atentamente, escrutando cada gesto, cada movimiento. Siempre es una escena que implica bastante ansiedad y cualquier médico debe ser muy cuidadoso acerca de lo que demuestra. Pero también siempre debe decir la verdad a quien lo consulta y confía en él. No hay forma de escapar a esta exigencia, no hacen falta juramentos hipocráticos para demandarla. Es elemental, simplemente. De manera que habrá que actualizar o revisar los códigos porque los vigentes en la actualidad bordean la perversidad.

¿Ven? Uno puede, fácilmente, “destruir, trastornar, revolver, dar una vuelta entera”  a un paciente y dejarlo sumido en estado de catástrofe.

Y sino miren lo que pasó con Mariano, un músico de 25 años. Su madre me escribe con evidente angustia, preocupada porque su hijo parece tener un problema serio en su mano derecha: desde hace un año no puede manejarla y se le hace imposible tocar. Tiene fuertes dolores en la espalda,  el brazo y el antebrazo, mientras que los dedos no le responden y se ponen rígidos o se extienden y flexionan sin pedir permiso. Caratulado primeramente como “tendinitis” pero sin éxito en el tratamiento, pasó de traumatólogos a neurólogos. Éstos empezaron a sugerir que podría tratarse de un problema en el cerebro y orientaron la búsqueda en tal dirección. Obvio que la confusión de quienes lo atendieron se pasó fácil a Mariano y a su madre, depositando en ellos la sensación de catástrofe inminente. También es obvio que los médicos que lo trataron desconocían que Mariano acababa de separarse de su novia cuando empezaron sus problemas físicos. (Es más: ésa clase de “pequeños problemas” no les interesan en absoluto y, si se enteran, optan por recetar un tranquilizante o derivar a un psicólogo y listo).

La consecuencia es que Mariano empezó a mejorar de sus dolores y función alterada cuando otras cuestiones esenciales de su vida mejoraron. Por ejemplo: sus ganas de estar con amigos y volver a relacionarse con mujeres.

Hay que saber que en medicina, hay palabras que curan y palabras que enferman. Palabras que sanan y palabras que matan.

No es lo mismo pronunciar la palabra “tendinitis” que decir “neuropatía cerebral”, especialmente si no se tienen fundadas sospechas y datos que lo avalen, porque entonces el efecto logrado es realmente catastrófico y un problema de mediana importancia se convierte en otro mucho más grave. Es que somos así, funcionamos así. Es más: enfermedades que podrían pasar casi inadvertidas y resolverse en la propia vida con una pequeña ayuda, pueden devenir en la catástrofe anunciada por el mero hecho de creer en la autoridad que la invoca pronunciándola. ¿Parece muy loco? Claro, pero es mucho peor (y hasta infame) amenazar a la gente desde el púlpito con el dedo acusador en ristre.

(Continúa en el próximo número)

 Carlos Inza


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La OMS pronostica 10 mil casos de Ébola semanales en diciembre

“La realidad vista desde acá, un poco al costado, a partir de las noticias de los diarios. (Por un corresponsal en la frontera)”

 

15 de Octubre de 2014
La epidemia ya causó más de 4500 muertes en África Occidental, donde tiene mayor presencia
La OMS pronostica 10 mil casos de Ébola semanales en diciembre
La mayoría será en los países más afectados, Guinea, Liberia y Sierra Leona. La entidad médica de Naciones Unidas ya registró 8900 infectados y cree que a partir de 2015 la cifra disminuirá gracias a los procesos clínicos.

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Para fines de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronostica que habrá cada semana entre 5000 y 10 mil nuevos casos de infectados por el ébola, solo en África Occidental, donde la epidemia es más fuerte y hasta ahora causó la muerte de más de 4500 personas.
La mayor parte de las muertes se registraron en los países más afectados: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Desde el inicio de la epidemia la OMS registró 8900 casos de infectados por ébola y esta semana se llegará a los 9000, informó el subdirector general del organismo, Bruce Aylward.
Aunque la OMS pronostica la aparición de miles de casos en diciembre, confía en que esa cifra disminuya el próximo año gracias a mejoras en el proceso de entierro de víctimas y el aislamiento de pacientes.
La OMS prevé que en los próximos 60 días los gobiernos y organizaciones avancen tanto en la formación, tratamiento y logística como para que el 70% de los fallecidos sea enterrados de forma segura y el 70% de los casos sospechosos sea aislado.
En la actualidad se están registrando unos 1000 nuevos casos de ébola a la semana, informó Aylward. La tasa de mortalidad se sitúa en torno al 70 por ciento.
A la OMS le preocupa sobre todo que la enfermedad se esté propagando geográficamente en los tres países africanos más afectados y que se extienda a otras regiones, y advierte de la difícil situación que se vive en las capitales de esas naciones.
A pesar de todo también hay noticias alentadoras. Así, la OMS habló de un número creciente de países y organizaciones no gubernamentales dispuestos a ayudar en la lucha contra el ébola. Además se constató que en varias regiones se están adoptando medidas preventivas y se está cambiando la forma de actuar en el trato con los enfermos y los fallecidos.

http://tiempo.infonews.com/nota/135149/la-oms-pronostica-10-mil-casos-de-ebola-semanales-en-diciembre

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El subdirector general de la OMS (Organización Mundial de la Salud), Bruce Aylward, es claramente optimista acerca del futuro de la Enfermedad de Ébola: “No hay duda que venimos batiendo todos los récords, y para enero del 2015 esperamos llegar a 15 mil casos semanales”, dice.

“Es para que vean que nos tomamos en serio el control del crecimiento demográfico en lugares donde la expectativa de vida es, apenas, de 15 o 20 años”.

Sensibilizada la opinión pública mundial por la aparición de 4 o 5 casos en Europa y Estados Unidos, se esperan nuevas medidas de vigencia mundial. Entre ellas, la necesidad de aislar de manera rigurosa a toda persona de la cual se sospeche la posibilidad de haber, siquiera, escuchado hablar acerca del Ébola. Es que su mortalidad supera el 90% de las personas infectadas por el virus, pero llega al 60% en el caso de quienes hayan visto escenas vinculadas a la epidemia a través de noticieros televisivos y otros medios de comunicación, tan notable es su poder de contagio.

Además, los expertos señalan la necesidad de proceder a la desaparición absoluta de los fallecidos: “Ni hablar de los cuerpos: necesitamos erradicar el alma de los muertos y suprimir su memoria borrándolos de los registros habituales como partidas de nacimiento y cualquier documento que acredite su identidad”, señala otro entusiasta funcionario de la OMS.

Las autoridades sanitarias piensan que: “Es necesario utilizar la exitosa experiencia de la OMS en la creación delas condiciones emocionales aptas para tener éxito en este emprendimiento. O sea: primero crear la preocupación, luego el miedo y por último el terror”.

Así creen que podrán tener tanto éxito como en el caso de la gripe A, un episodio que fue sumamente útil “para disciplinar al conjunto de la humanidad y vender vacunas y antivirales amontonados en los estantes”.

Hay que señalar, para quienes sean neófitos en el tema, que en el caso anterior fue beneficiado el laboratorio Roche y su antiviral Tamiflu. En la actualidad existen varios candidatos para suceder a Roche, pero hay un problema ligado a los actuales patrocinadores de la OMS, entre los cuales se cuentan Microsoft y Coca-Cola. En el primer caso, no hay evidencia científica de que los programadores de la empresa hayan desarrollado con éxito un software apto para eliminar al virus del Ébola, mientras que en el segundo no se ha demostrado fehacientemente que el efecto corrosivo de la gaseosa alcance para destruir al virus.

Esperamos nuevos informes sobre la terrible epidemia mundial, que hasta ahora ha cobrado 3 víctimas fatales en los países desarrollados y varios millares en algunos países de África.

Por eso la inteligente y sensata estrategia de la OMS tiende a evitar que se supere el número de las víctimas en los países libres de Ébola (tres). Y dejar para África: los muertos, la eliminación de la identidad de los muertos, las medidas carcelarias de aislamiento, las vacunas que ya están por llegar al mercado y las cajitas de Tamiflu que sobraron de la campaña contra la gripe A.

                                               El Corresponsal en la Frontera


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No hay Gaza que alcance

Sí: no hay gasa que alcance para cerrar la herida abierta en Medio Oriente, en la tierra de los palestinos. Ningún fabricante se animaría a producir un paño que tenga las medidas necesarias para cerrar semejante laceración y, encima, agregarle tela adhesiva para que no se mueva ni se note. Hace poco, un palestino dijo: “No hay peor cosa que ser víctima de las víctimas”.

En una sola frase dijo tanto que explicarla suena de idiotas. Pero vayamos un poco atrás en el tiempo: ¿quién hubiera imaginado, hace cincuenta o sesenta años, que alguien pudiera siquiera imaginarla?

A veces, la realidad se ríe a carcajadas de la ficción. Y éste es un caso que lo demuestra. Veamos que nos decía Wilhelm Reich allá por los 30, hace “solo” unos ochenta años. Eran épocas de su “Psicología de masas del fascismo”, un libro fundamental, una mirada decisiva para entender sucesos como “estos y aquellos”. Alguien podrá decir que solo se trata de una ironía de la historia, una de tantas y a la que hay que observar con cierta distancia y hasta condescendencia: “¡Ah, antes los perseguían y ahora ellos persiguen! ¿Qué tiene de raro, de que se asombran?”.

Aparente desconcierto: Reich se gasta para hacernos entender porque razón o razones, el fascista modelo es un impotente que gasta sus fantasías sexuales en atormentar, perseguir, torturar y asesinar a otros para saciar su insatisfacción. Casi que no importa la ideología que le sirve de soporte: es de menor importancia comparado con su sádica necesidad de devastar.

En el fondo, no es trascendente saber si la corona española y la soberbia europea arman el brazo asesino de Colón, Cortés o Pizarro. O si la teología nazi es buena razón para el genocidio de judíos, negros y homosexuales. O si Eichmann era un débil mental o un buen tipo que padecía de sometimiento a la autoridad y, en nombre de su admirable obediencia, era capaz de mandar miles o millones de judíos a las cámaras de gas de Auschwitz. ¡Y dormir tranquilo, sin cuestionarse absolutamente nada!

Me pregunto qué pasará por la cabeza y el corazón de los millones de judíos que habitan la Tierra cuando se enteran de las atrocidades cotidianas que el Estado de Israel pone en marcha para exterminar, castigar y expropiar al pueblo palestino. Si es que realmente se enteran. O si son arteramente desinformados o si ellos mismos optan por no arriesgarse a saber la verdad ¿Qué diría Reich, hoy en día?

No diría nada diferente, porque sus posibles comentarios están implícitos en las consideraciones y conclusiones de su gigantesca obra: la explicación más profunda reside en la variedad de especie humana que fabricó el Patriarcado, variedad todavía vigente. No te gastes en otras explicaciones: ésa es la mejor y más profunda porque es capaz de explicar cómo se manipularon las emociones para producir este engendro. ¿Otra vez admirando a Reich y proclamando su genialidad? Sí, ¿qué otra cosa si todavía su profunda mirada acerca del origen de las guerras y los sistemas opresivos y sanguinarios es desconocida o ignorada?

No me queda más remedio que seguir siendo parte del club de fans. Así es, si es que alguien lo pensara. Está claro que el Holocausto fue una obra maestra del terror, un lugar por donde la especie humana no tiene derecho a volver a pasar. Pero uno se pregunta: ¿no es puro voluntarismo decir esto, no es pura expresión de deseos sin fundamento? ¿No están las otras experiencias genocidas que sucedieron al Holocausto para desmentir la esperanza?

Y un terrible paso más: ¿sus víctimas amortizan ese dolor, lo usan como justificación de las mismas heridas que ahora infligen a otros, en este caso a los palestinos? ¿No hay algo macabro y totalmente loco, en esta lógica? ¿Cómo puede un pueblo que ha sufrido tanto y de maneras tan atroces, hacer casi lo mismo con otro, que también es minoría perseguida y desvalorizada? ¿Qué también se compara desfavorablemente con quien ejerce el poder en ese instante? ¿Qué antes tuvo que soportar la locura, la enfermedad y la maldad de los genetistas nazis sufriendo el escarnio de ser oficialmente declarados “raza inferior y peligro de muerte para la humanidad” con su consabida solución terapéutica: el exterminio?

Entonces, como antes, se pone en marcha una verdadera red de atroces mentiras para presentarse como “agredidos que actúan en legítima defensa”. Y las consabidas equivalencias numéricas capaces de reventar hígados y paciencias: “un chico judío muerto se venga con miles de palestinos ejecutados”.

¿En nombre de qué endogamia de supervivientes es legítimo guardar silencio cuando uno se entera de la política de campo de concentración que el Estado de Israel ejecuta fríamente contra el pueblo palestino? ¿Es “anti-judío” o “anti-semita” denunciar estos nuevos crímenes, ésta renovada variedad de genocidio? Es mejor sacarse la careta y renunciar a seguir trabajando de víctima cuando uno asume el papel de victimario, sin más.

Pero tampoco son actitudes extrañas o tan sorprendentes: las víctimas pueden, “tranquilamente”, asumir la ideología y los métodos del victimario. Y guardarlos en algún lugar de la conciencia individual y colectiva donde no haya que exhibirlos sin avergonzarse. Pero luego, sin necesidad de dar demasiadas explicaciones y cuando se tenga el poder suficiente, ¡hacer lo mismo con otros, usando casi los mismos argumentos pero evitando hablar de “razas inferiores” solo porque no es políticamente correcto!

Todo el procedimiento es cínico, enfermo, inmoral y repulsivo, se lo mire por donde se lo mire.

¿Dónde está la conciencia de los acusadores del Holocausto, de los que tocaron y cuestionaron, con razón y argumentos, las fibras más íntimas de la especie humana, dudando de su verdadero valor? ¿Dónde están?

Carlos Inza


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Los acumuladores de energía orgón II

Qué son, cómo funcionan y cómo pueden utilizarse los maravillosos artefactos que diseñó Wilhelm Reich. 

Y también como fueron adaptados para utilizarse en puntos de acupuntura.

 

Factores relacionados con la carga de energía

La carga que un acumulador está en condiciones de concentrar, es sumamente variable y depende de multitud de factores. Es bueno conocer algunos de ellos para tenerlos en cuenta en el momento de su utilización. Y es posible que a esta altura los lectores hayan advertido por qué razón los envases Tetra-Brik son tan eficaces como conservadores de variadas bebidas y alimentos: simplemente porque ¡son acumuladores de orgón de una capa completa!

En general la eficacia en la acumulación y concentración de energía orgónica atmosférica depende de:

  • El tipo de material no metálico utilizado; hay buenos (plásticos) y malos (madera) absorbentes.
  • El tipo de metal usado: hierro y acero son los mejores, aunque pueden utilizarse otros en la investigación.
  • El grado de humedad media en la atmósfera, ya que el agua atrae fuertemente a la energía orgón. Cuanto más seco sea el clima, mayor será la acumulación: de 40 a 50% de humedad se considera buen índice para lograr excelente concentración. De nuevo los lectores estarán reflexionando y seguramente entendiendo por qué uno se siente tan mal (sin energía y como aplastado) en los días de mucha humedad: ¡las partículas de agua en suspensión se quedan con el orgón!
  • La latitud. Cuanto más cerca del ecuador terrestre, mayor es la concentración energética. Un acumulador de dos capas funciona mejor en Israel que en Inglaterra.
  • La altitud. Cuanto más alto se esté sobre el nivel del mar, más libre estará la energía atmosférica de mezclas gaseosas y mejor será su funcionamiento.
  • Del número de capas usadas en la construcción del acumulador. Una “capa” es en realidad dos: una de materia orgánica en el exterior, la otra de materia metálica en el interior. La materia orgánica absorbe y retiene, mientras que la metálica atrae y rechaza rápidamente a la energía orgónica. De manera que estratificando el acumulador siempre con materia orgánica hacia el exterior y metálica hacia el interior es dada una dirección a la energía con un potencial orgonómico dirigido desde el exterior hacia el interior.
  • De la proximidad de las paredes interiores al organismo dentro del acumulador. Cuanto más cerca se encuentre la superficie del organismo vivo de la pared de metal, más potente será el efecto de la irradiación orgónica.
  • Del número de acumuladores presentes en las cercanías del que se está usando. Cuantos más acumuladores cercanos, mayor será la carga.

Adaptando a la acupuntura

Quien quiera profundizar en el tema, podrá compartir la extraordinaria aventura humana y científica de Reich leyendo La Biopatía del Cáncer: allí se describen en detalle las circunstancias que rodearon a este gigantesco descubrimiento y las primeras experiencias de tratamientos realizados con el acumulador de orgón.

En todas ellas se introducía al paciente o voluntario adentro del acumulador durante tiempos variables determinados según su problemática y estructura personal. Pero ésta no es la única metodología posible, con el tiempo fueron apareciendo otras opciones para aplicar los mismos principios con diferente método. Está, por ejemplo, el caso especial de la acupuntura, sistema médico que se encuentra en condiciones excepcionales para articularse con la orgonomía. Y era muy importante lograr esta adaptación por varios motivos que favorecen a ambas disciplinas.

En las medicinas energéticas no existía un método rápido y eficiente para aumentar la carga total de energía de una persona: los esquemas nutricionales y el trabajo con agujas y moxas (calor) son excelentes pero lentos para lograr ese objetivo. Ésta es la ventaja de los acumuladores de orgón.

Radiar por entero a una persona introduciéndola en el acumulador puede eventualmente acentuar los bloqueos energéticos ya desarrollados, creando problemas de difícil manejo. Se hace indispensable un trabajo de re-equilibrio permanente de la energía para no correr riesgos y permitir que el acumulador desarrolle su máxima potencia. He aquí la ventaja de utilizar los métodos de la acupuntura cuya mayor virtud es, justamente, mejorar la distribución de la energía, tornarla más equilibrada.

La solución de estos problemas fue relativamente fácil: se fabricaron acumuladores de energía más pequeños para radiar los puntos de acupuntura. Lo que aparentemente se perdía por la reducción de la carga se ganaba por la capacidad de los puntos de acupuntura para manejar toda la energía del campo a partir de sus conexiones con otros puntos y con el interior del organismo. Experiencias posteriores realizadas a lo largo de varios años (desde 1987 en adelante) cargando diariamente el punto 6 del meridiano de Vaso Concepción ubicado debajo del ombligo, demostraron que el efecto de aumento de la carga energética era indudable, pero siempre era precedido por la mejoría en la distribución de la energía (equilibrio).

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Esto se demostró por la evolución clínica de las personas que hicieron la experiencia, pero también por el sistema de medición electrónica de los puntos de acupuntura. No está demás recordar que si hay en este planeta una medicina eficiente para restaurar el equilibrio de la energía, ésa medicina es la acupuntura: más de treinta siglos de experiencia exitosa en el tema demuestran su capacidad para lograrlo. Relacionar y articular ambas poderosas disciplinas podía ser un verdadero impacto, y es eso lo que ocurrió.

Podríamos decir que se trata de un “negocio redondo” porque cada una aporta lo mejor, logrando una potenciación de sus efectos individuales. Aquí la orgonomía aporta la potencia que se obtiene trabajando con energía directa, mientras que la acupuntura colabora con la sutileza y precisión del manejo energético.   Después de varios años de trabajo articulando ambos sistemas el resultado es claro: máxima potencia con un mínimo de riesgos.

Acerca de este fructífero encuentro hay más información en: http://www.acupuntura-orgon.com.ar/acu-orgon.htm

 

La construcción de un acumulador experimental

El acumulador que ahora se describe es especialmente apto para investigar su efecto en plantas, animales y algunos objetos. Antes de utilizarlo en seres humanos es bueno hacer una experiencia con otros seres, ya sean animados o inanimados.

Para quienes crean que esta medicina funciona por “sugestión”, la línea de investigación propuesta es una buena prueba, ya que es muy difícil convencer “de palabra” a una paloma, un canario, una pila descargada o una hortensia que Wilhelm Reich tenía razón y mucho más difícil es hacerles leer sus trabajos. Si deciden mejorar es porque el método funciona, simplemente por eso.

En otra oportunidad centraremos el análisis en lo que ocurre en los seres humanos cuando se trabaja con energía, pero por ahora concentremos los esfuerzos realizando experimentos que nos ayuden a salir de dudas acerca de la existencia de ésta energía y de las posibilidades que existen de aprovecharla para contribuir a la causa de la Vida.

No es muy difícil construir nuestro primer acumulador, ya que es suficiente conseguir los materiales (poco sofisticados y baratos, afortunadamente) y luego seguir las instrucciones de armado.

Materiales necesarios

  • Un tarro de acero inoxidable de los que se usan en la despensa para guardar yerba o azúcar. Importa que tanto las paredes circulares como la base del recipiente sean sólo de acero, sin agregados plásticos ni de otros materiales. La tapa no interesa tanto. El tamaño tampoco, aunque las dimensiones estándar pueden estar en los 15 centímetros de alto por 10 de diámetro. Éstas son medidas aproximadas que pueden tener alguna variación; no es lo más importante.
  • Polietileno como el que se usa para forrar libros; es más grueso que el de las bolsas de supermercado y más delgado que el utilizado como mantel.
  • Papel de aluminio en rollo para tareas de cocina.
  • Cinta adhesiva.
  • Cinta  aisladora plástica de buena calidad, utilizada en trabajos de electricidad.

Instrucciones para el armado

  • Cortar una lámina de polietileno como para forrar el recipiente de acero inoxidable por la base y los lados dejando sin cubrir la boca y el interior del tarro. Asegurar el plástico con cinta adhesiva para que quede firme y lo más adherido posible al acero.
  • Proceder exactamente igual con la primera capa de papel de aluminio, que rodeará a la de polietileno. Como este papel es maleable no hace falta asegurarlo con la cinta, pero sí apretarlo con las manos para que también quede lo más adherido posible al polietileno.
  • Ya hemos colocado una capa completa del acumulador, integrada por material orgánico que absorbe y retiene la energía (polietileno) y material metálico que la atrae y rechaza (papel de aluminio). Estas subcapas siempre van alternadas y del lado externo del acumulador, ya que el interior (acero inoxidable) nunca debe cubrirse. Las láminas deben quedar a nivel de la boca del tarro y cubrir totalmente la base y las paredes laterales. Ahora seguimos cubriendo el acumulador con plástico y papel de aluminio alternadamente. En total debemos utilizar 19 láminas de polietileno y 19 de papel de aluminio.
  • Luego de la última capa de papel de aluminio utilizamos la cinta aisladora cubriendo las paredes laterales y la base más de una vez (tres veces), tratando que el conjunto quede bien cohesionado, lo cual se logra pegando la cinta aisladora con bastante presión.
  • Hemos terminado: el acumulador está construido y listo para ser usado.

 Utilización del acumulador de energía

Todo está muy bien, pero el acumulador no funciona si no está bien cargado de energía. Y tampoco aquí hay muchas vueltas: basta con ponerlo al sol para que se cargue. Como principio general de cuidado del “aparato” es bueno saber que siempre debe estar afuera en períodos de uso, a veces de costado, otras veces boca abajo. Si se moja hay que esperar que se seque bien para volver a utilizarlo.

Las posibilidades de uso son infinitas y simplemente aquí van algunas ideas, pero el terreno es fértil para gente con imaginación y ganas de investigar. Pueden usarlo con semillas poniéndolas en una superficie lisa y tapándolas con el acumulador durante una semana, con algunos períodos de “aireación”. Pueden comparar con un grupo testigo de semillas que no hayan sido radiadas y luego sembrar al mismo tiempo ambos grupos por separado para poder comparar.

También se pueden “tratar” plantas debilitadas dejando el acumulador hasta que noten alguna diferencia; en este caso conviene poner el acumulador con su boca apuntando a la tierra, en el lugar donde se juntan el tronco y las raíces. O ponerlo colgado sobre una rama.

Pueden tratar animales pequeños. Por ejemplo: “apuntarlo” sobre una cucaracha en mal estado y observar los acontecimientos. O sobre un pájaro enjaulado (si está en buenas condiciones energéticas es posible que se ponga un poco loco). O si se encuentra enfermo ponerlo sobre la jaula, en un costado, para observar si busca ponerse cerca del acumulador.

Es la historia de Julia, la Paloma y el Acumulador, que resulta aleccionadora acerca de la conducta de un animal enfermo cuando tiene la oportunidad de curarse con energía orgón. También pueden utilizarlo con objetos, de lo cual doy dos ejemplos. Uno es el caso de las pilas descargadas, el otro el de hojas de afeitar que han perdido su filo: ¡vean qué ocurre en ambos casos!

Por último una aplicación para uso en humanos, aunque por ahora un poco indirecta. Pueden cargar un vaso con agua mineral durante una hora (o más, pueden dejarlo todo el tiempo que quieran) y luego tomar el líquido. Como esto no es magia, aunque sea maravilloso, es necesario repetir la experiencia durante tres semanas, parar una o dos y volver a repetir.

Según mi experiencia en trabajos con energía, las diferencias se advierten en los momentos de cambio: de tomar a dejar de hacerlo y luego, al repetir el procedimiento. Si van a realizar el experimento del agua al mismo tiempo que trabajos con plantas, animales y objetos es mejor que construyan dos o tres acumuladores: uno para cada línea de investigación.

Ciertas recomendaciones

Aseguro que esto no es magia, pero funciona.  En todo caso es la magia de la vida, acerca de la cual nuestra civilización ha abandonado la sensación de maravilla y deslumbramiento.

Debe tenerse en cuenta que el acumulador concentra energía medioambiental, de manera que si ésta es deficiente los resultados no serán tan buenos. El lector atento habrá advertido, al leer los requisitos de eficacia en el proceso de acumulación y concentración de la energía, que la ciudad de Buenos Aires debe ser uno de los peores sitios del planeta a los fines de esta investigación.

Pero la energía orgón es muy generosa hasta con nosotros, los habitantes de este paraje superpoblado y crónicamente húmedo. Es increíble, pero ¡hasta en Buenos Aires hay energía orgón!

Esto implica condiciones sumamente variables en cuanto al potencial orgonómico acumulado, lo cual puede trasladarse al tiempo necesario en cada experimento para lograr el efecto de carga energética.  Pero esto ya depende de cada investigador, que deberá encontrar el tiempo adecuado a cada experiencia que emprenda, aprendiendo a medida que investigue que todos los seres vivos y también los objetos “inanimados” requieren una cierta cantidad de carga: es tan malo un déficit como una sobrecarga de energía.

Por último -aunque no sea lo menos importante- es indispensable tener la cabeza y el corazón abiertos y ser absolutamente riguroso para evaluar los resultados de ésta investigación. Les deseo que vivan esta experiencia con la pasión y la zozobra de quien está explorando un territorio desconocido, un lugar donde el paisaje a veces asombra, otras veces desconcierta y casi siempre deja una extraordinaria sensación de maravilla.

Principios generales de la energía orgónica y su funcionamiento

Uno de los discípulos más importantes de Wilhelm Reich fue Ola Raknes. También uno de sus mejores interpretes, tanto que su libro “Wilhelm Reich y la Orgonomía” es la mejor y más clara introducción al pensamiento reichiano. De este libro se reproduce un pasaje trascendente acerca de la energía orgón descubierta por Reich:

«De tales observaciones y otros experimentos, Reich formuló gradualmente un número de leyes y de principios generales de la energía orgónica y su funcionamiento. Enumeraré aquí lo que me parece más importante de estos principios:

1) La energía es universal y está en todas partes, ocupa todo el espacio, pero en concentraciones diferentes. Está en constante movimiento, salvo cuando se bloquea su movimiento, y toma entonces una particular forma que Reich llamó DOR (que significa «deadly orgone», o sea: «orgón letal»).

2) La energía orgónica no tiene masa, es primordial, precursora tanto de la materia como de otras formas de energía.

3) Es entrópicamente negativa, esto es: las concentraciones orgónicas más fuertes atraen más energía de las concentraciones circundantes más débiles. Esta entropía negativa se contrapone a la entropía mecánica, y es esencial para la creación y mantenimiento de la vida.

4) Las concentraciones naturales de orgón tienden a formar sistemas que se desarrollan, alcanzan su máximo y después declinan hasta disolverse. Tales sistemas pueden ser galaxias, estrellas, planetas y en la atmósfera terrestre, huracanes y otros sistemas ciclónicos, incluso simples nubes. También los organismos vivos son sistemas de energía orgónica.

5) La concentración y la fusión de corrientes orgónicas individuales puede crear materia donde antes no existía.

6) La materia existente puede, mediante la acción de la energía orgónica, organizarse en forma viviente, donde antes no existía la vida.

7) La tierra está rodeada de una envoltura orgónica que se mueve en dirección de la rotación terrestre, de oeste a este, pero más deprisa. Al este de los huracanes la dirección del movimiento orgónico se invierte.

 8) Las concentraciones de orgón en la atmósfera atraen la humedad y pueden formar nubes, lluvia o nieve. Estas concentraciones pueden ser controladas con un aparato que Reich inventó y al que llamó «cloud-buster» (rompe-nubes).

 9) El libre flujo del orgón en el interior del organismo vivo -libre metabolismo energético- es una condición indispensable para el sano funcionamiento del organismo. Si este flujo se bloquea, el orgón se transformará en DOR, enemigo de la vida.

10) El DOR está presente también en la atmósfera, en la mayor parte de los lugares intermitentemente, y en ciertas zonas constantemente. Inhibe los normales procesos atmosféricos como, por ejemplo, la formación de las nubes. Las regiones infestadas por DOR aparecen apagadas, inmóviles y son opresoras, y el «smog» existe principalmente en estas regiones. El DOR atmosférico es de gran importancia para quien quiera hacer llover o quiera realizar otra actividad de control atmosférico. La infestación de DOR puede aliviarse por medio de los «cloud-busters» ideados por Reich.

11) El metabolismo orgónico del organismo depende también del campo orgónico externo. Si está infestado de DOR pesada y constantemente, los animales y plantas estarán perturbados en su metabolismo energético, lo que puede conducir a graves disturbios, y finalmente también a la muerte.

El estudio de esta energía, de sus manifestaciones y de su funcionamiento en los diferentes campos constituye la nueva ciencia de la orgonomía.»

Terminando por ahora, antes que me dejen 

Deliberadamente, no hay en este artículo ni una sola mención a las aplicaciones prácticas en el terreno de  las patologías humanas. En parte por cuestiones de extensión ligadas al objetivo principal del texto, pero también por una consideración esencial en medicina energética: todos sus tratamientos están destinados a aumentar  la capacidad de sanar que tiene todo sistema vivo, cualquiera sea el problema de salud que lo aqueje.

Tampoco se trata de ofrecer “panaceas”, asegurando que el acumulador de energía puede curar todas las enfermedades y, de paso, hacer feliz a quienes lo usen. La investigación que inició Wilhelm Reich y quienes las hemos continuado en su línea de trabajo, a lo largo y ancho del planeta, se ha desarrollado con muchísima seriedad: nos somos aprendices de brujos.  No estamos vendiendo nada, tampoco humo. No estamos divagando estúpidamente  acerca de métodos milagrosos para crear alguna secta, nada de eso.

Pero sí investigamos sin ruido de cámaras ni micrófonos, investigamos mucho antes de sacar conclusiones.

Por ejemplo: uno podría preguntarse si  hay métodos “objetivos” (¡la objetividad en ciencia es todo un problema!) que demuestren “alguna cosa”, “algo” que permita sostener éstas cosas sin ruborizarte o mirar para otro lado a medida que las palabras avanzan. Y claro que hay, y aquí van dos: El Experimento de Alcoy muestra qué ocurre con los parámetros generales de energía obtenidos con los sistemas de medición electrónica de los puntos de acupuntura antes y después de una experiencia de carga con un acumulador de energía orgón, tal cual puede verse en: http://www.acupuntura-orgon.com.ar/el_experimento_de_alcoy.htm

Y también pueden curiosear un poco acerca del efecto que pueden tener los acumuladores junto a la acupuntura en el tratamiento de árboles y plantas en mal estado:  http://www.acupuntura-orgon.com.ar/plantas.htm

Es claro que hay fuentes ya clásicas de referencia que no se pueden obviar. Y la más importante de ellas es el artículo de Wilhelm Reich: “El acumulador de energía orgónica”, que puede leerse (siempre que se esté en condiciones de soportar la traducción) en:  http://www.esternet.org/orac.htm

Pero, más allá de artículos, investigaciones y demostraciones objetivas de la existencia de la energía orgón, que pueden no mover un pelo a nadie, lo importante, lo decisivo, es hacer una experiencia personal junto a una pequeña investigación en el entorno más cercano: animales, plantas, agua y objetos.

Porque ahí sí que se acaban las puras palabras, por lindas que sean, y aparece la simple y potente realidad de ésta energía.

Y si no, pregúntenle al canario, que todavía está revoloteando a lo loco para escaparse de la jaula.

Carlos Inza